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Voto de Jack Carter:
6
5,7
7.847
Comedia. Romance
Álex y su hermana se dedican a separar parejas. Desde Mónaco hasta Marruecos, ningún sitio está demasiado lejos y ningún trabajo es demasiado difícil. Con una tasa de éxito del 100%, son los mejores en lo que hacen. Por más inmoral que pueda parecer su profesión, ellos tienen su propio código de honor: Regla nº1: no separar nunca una pareja estable. Regla nº2: no enamorarse jamás. Pero cuando un hombre los contrata para que pongan fin a ... [+]
1 de marzo de 2011
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las buenas críticas que cosechó esta comedia en su estreno despertaron en mí ganas de verla, más si cabe al venir avalada por el protagonismo del ex estudiante Erasmus más famoso del cine y de esa mujer que hace unos años, justo antes de conocer al lanzador de cuchillos con el que viviría uno de los romances más originales de los últimos tiempos, deseó arrojarse desde lo alto de un puente.
Pensé que dichos intérpretes no se dejarían engatusar fácilmente y rechazarían un guión simplón, arquetípico hasta el hartazgo en descripción de personajes y situaciones, arrítmico en su parte central y decepcionante en su desenlace. Anhelé una obra que viniera a aportar algo novedoso, o cuando menos refrescante, a uno de los géneros más maltratados por la cinematografía últimamente. Intuí que se alejaría de productos como “El juego de los idiotas” o “Un engaño de lujo” –por poner dos ejemplos de la misma nacionalidad-, comedias de las que, ingenuamente, también esperé algo más.
Es obvio que me equivoqué.
Pensé que dichos intérpretes no se dejarían engatusar fácilmente y rechazarían un guión simplón, arquetípico hasta el hartazgo en descripción de personajes y situaciones, arrítmico en su parte central y decepcionante en su desenlace. Anhelé una obra que viniera a aportar algo novedoso, o cuando menos refrescante, a uno de los géneros más maltratados por la cinematografía últimamente. Intuí que se alejaría de productos como “El juego de los idiotas” o “Un engaño de lujo” –por poner dos ejemplos de la misma nacionalidad-, comedias de las que, ingenuamente, también esperé algo más.
Es obvio que me equivoqué.