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España España · Madrid
Voto de Pedro:
8
Drama. Intriga En 1964, en una parroquia del Bronx, un apasionado y carismático sacerdote, el padre Flynn (Seymour Hoffman) intenta cambiar las rígidas normas del colegio, que durante años han sido celosamente salvaguardadas por la hermana Aloysius Beauvier (Meryl Streep), una estricta directora que cree firmemente en el poder de la disciplina. Soplan vientos de cambio político; prueba de ello es que el colegio ha aceptado al primer alumno negro, ... [+]
3 de febrero de 2009
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Tengo dudas", dirá la hermana Aloysious interpretada por una inconmensurable Meryl Streep, que hablando como es habitual en ella hasta con la más simple expresión del rostro, aquí además mezcla contención y explosividad emotiva para recrear uno de los mejores papeles de su carrera como actriz, probablemente a la altura de los de "Kramer contra Kramer", "Memorias de África", "Los puentes de Madison" o "La decisión de Sophie". Y es con esas palabras con las que se redondea la historia del director, guionista y autor de la obra teatral de la que se adapta la película (John Patrick Shanley), dejando un final brillante, acorde al dilema que se nos plantea durante toda la proyección. ¿Es el padre Flynn culpable o inocente de las sospechas que se ciernen sobre él?

Padre Brendan Flynn (Philip Seymour Hoffman), quien junto al tercer personaje principal en esta historia: la hermana James (Amy Adams), nos regalan interpretaciones que se enriquecen también -como señalaba sobre Meryl Streep- con la contención que esconde detrás la verdadera conmoción de cada individuo. Así las secuencias se suceden de modo costumbrista, tranquilo, descriptivo, al mismo tiempo que los pensamientos bullen en el interior de sus protagonistas y poco a poco se introducen en el espectador que se ve gradualmente sorprendido y carcomido por la intriga.

Si bien son las interpretaciones y la dirección de actores el ingrediente fuerte de este trabajo (película con profundo desarrollo de personajes), tanto la dirección artística, la música y la fotografía terminan por crear el contexto óptimo para la narración, en la que inteligentemente se aprovechan recursos estilísticos para subrayar simbólicamente las impresiones de cada cual... Elegante detalle y belleza compositiva, por ejemplo, en esos planos de hojas y viento que persiguen a la hermana Aloysious, o en la bombilla que se funde una y otra vez, o en la doble metáfora de los cotilleos como plumas de almohada que en la pantalla se asemejan a copos de nieve.

La dualidad es sin duda un acierto en la concepción de este argumento. Es la ambigüedad de la historia, según se mire desde el antagónico punto de vista de la monja directora del colegio o del sacerdote, lo que nos deja verdaderamente dos películas, en realidad dos formas de interpretar la vida: la virtud intransigente en eterna búsqueda de culpables frente a la tolerancia compasiva que reclama a los inocentes. Y es la respuesta que cada uno queramos dar al interrogante que se abre tras el final lo que nos dará una visión u otra opuesta de lo que acabamos de ver en la sala de cine. Probablemente de esa elección -decidir si Brendan Flynn es culpable o inocente- dependa en buena parte la definición de lo que somos... O tal vez no. Al fin y al cabo, quien suscribe también puede tener sus dudas.
Pedro
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