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España España · Albacete
Voto de Juan Pablo:
5
Drama Portugal, 1917. Tres niños afirman haber visto a la Virgen María en Fátima. Sus revelaciones enfurecen al Gobierno y a la Iglesia, que intentan obligarles a retractarse de su historia. Pero a medida que se extiende la noticia de su profecía, miles de peregrinos acuden a Fátima con la esperanza de presenciar un milagro. Lo que allí experimentarán cambiará sus vidas para siempre. (FILMAFFINITY)
10 de septiembre de 2020
6 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
‘Fátima’, última película del director italiano Marco Pontecorvo, se acerca al mundo de la religión, las creencias y la fe, a partir de unos hechos reales acontecidos en el Portugal de 1917. Tres niños de corta edad (la mayor apenas cuenta con diez años) aseguran que se les aparece la virgen en Fátima. Un suceso que corre como la pólvora llevando tras de sí a legión de feligreses, escoltando a estas criaturas en sus supuestas revelaciones.

La cinta se sostiene gracias al excepcional trabajo de la niña protagonista (Stephanie Gil). Siempre contemplativa, sus miradas saben transmitir ilusión, esperanza, desengaño, también la pesada carga que ha caído sobre sus hombros. La dicotomía entre razón y fe aparece en la propuesta con formas poco elaboradas. Apenas unos brochazos con los que transitar de puntillas. Y aunque Pontecorvo toma partido, una narración lineal le permite no aparecer como maniqueo o doctrinario.

El anticlericalismo consustancial a la primera República portuguesa, la incomodidad de las autoridades eclesiásticas y los desengaños de la Gran Guerra (la lista de fallecidos que el alcalde recita periódicamente ante unos familiares rotos pesa como una losa) conforman un contexto socio político apasionante. Sin embargo, Pontecorvo lo reduce a un tira y afloja de poderes fácticos con unas criaturas en la diana. Sus maneras no me desagradan y huye del efectismo, pero me quedo a medias. ‘Fátima’ exhibe una religiosidad penitente, redentora, apelando al sacrificio, que hunde sus raíces en el carácter católico tan propio de lo Ibérico, para bien y para mal sin el barniz modernizador de la Reforma.

Habiéndose su creador desempeñado largo tiempo como director de fotografía, sorprende una puesta en escena, si bien pulcra, en ningún caso destacada. Es plausible que los devotos del lugar queden decepcionados frente a una cámara rácana a la hora de enfatizar y adornar los momentos de mayor intensidad dramática. Esos dirigidos a un espectador proclive y receptivo a lo que te están contando. Si ahí la cinta se muestra fría, por lo demás se deja ver merced a su vocación realista.

Los senderos de la fe son inescrutables.

Escrito por Juan Pablo Martínez Corchano para https://rockandfilms.es
Juan Pablo
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