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Voto de Kyrios:
7
Drama Que las contradicciones del burgués reflejan las de la sociedad dominada por la burguesía, lo demuestra esta amarga historia, que hubiera sido intrascendente si no hubiera ocurrido en los vertiginosos días de la revolución, cuando todas las contradicciones se pusieron al rojo vivo. La película ofrece un monólogo interior dirigido a la calle. Inspirada en la novela homónima de Edmundo Desnoes. (FILMAFFINITY)
30 de septiembre de 2013
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
El 1968 Tomás Gutierrez Alea dirige Memorias del subdesarrollo. La película ubica su acción (aunque decir ubicar es meterse en terrenos pantanosos, pues el film es bastante disperso) en el momento clave de la revolución cubana, y haciendo hincapié en la transición de esta, acabando en un momento crucial de la historia, no sólo cubana, sino mundial, con la crisis de los misiles de Cuba. Es cierto que la obra es muy diferente a otras películas de Alea, como por ejemplo Muerte de Un burócrata. Si en aquella encontrábamos un humor ácido que servía entre otras cosas para realizar una disección crítica sobre la fortuna del país, Memorias del subdesarrollo es una película totalmente política y supera las barreras de la simple manera cómica. Por suerte, es Alea el que está detrás de las cámaras, con lo que llega a imponer una personalidad muy fuerte que hace que el film no se convierta en un simple folleto propagandista. Evidentemente quien busque una crítica al gobierno cubano que se vaya olvidando, pues la película está producida por el ICAIC el órgano cinematográfico que nació después de la revolución y como sustento político de esta.

El subdesarrollo al que hace referencia el título de la película es al que acontece en el propio País. Los subdesarrollados son precisamente sus habitantes, o por lo menos así los denomina el personaje principal de la película. Aquí la obra denota su carácter singular porque si en muchas películas dirigidas en procesos revolucionarios son los propios constructores del estado o héroes populares los personajes protagonistas de sus films, en Memorias del subdesarrollo, el personaje principal es ni más ni menos un burgués diletante a la situación, que sirve como testimonio a todos los procesos de cambio que suceden en el país.

Pero el film no es una obra convencional en ninguno de sus aspectos. Arte y ensayo en su máximo apogeo. Si hablamos de punto de vista habremos de decir que el personaje principal expresa sus máximas en el recurso de la voz en off, pero la acción no es como la de una película convencional. Muchas veces, los pensamientos de Sergio Corrieri (su personaje también se llama Sergio) no acompañan a las imágenes y el montaje fragmentario nos introduce escenas que muchas veces no se relacionan con la historia, y es que precisamente no se puede hablar de una obra con planteamiento, nudo y desenlace. La obra acomete la tarea de retratar una historia sin el mayor temor de recurrir a las convencionales pautas de narración clásicas. Muchas veces, pasado y presente de nuestro protagonista se entremezclan sin que haya unos límites realmente claros que los diferencies.

El eje principal es que se hace a partir de las declaraciones, obviamente partidistas de nuestro protagonista, el espectador se crea en la mente una imagen más verosímil de lo que estaba sucediendo en realidad, o más bien dicho, de lo que creía Alea que estaba sucediendo. En realidad, Memorias…es una película sobre todo honesta, y no tiene en sus fines la manipulación, sino el simple objetivo de contar una historia cercana mediante unos recursos poco convencionales. Por estos motivos, seguramente se pueda decir que la película no tuviera un éxito demoledor precisamente entre el pueblo cubano más llano, sino que sólo hayan sido unos pocos los que realmente hayan captado la verdadera esencia de la película. Alea no es un director autoritario, no intentan convencer con la fuerza, sino con la poesía. Por eso su cine es más hablador que guerrero.

De hecho, pese a que nuestro personaje está totalmente contrapuesto a lo que está sucediendo en Cuba, cosa que podemos comprobar en todo momento, mediante sus reflexiones (él precisamente es el personaje que acuña el término de subdesarrollados, refiriéndose a los Cubanos), no hay intención por parte de Alea de Mortificarlo, sino todo lo contrario, y es que en muchos momentos lo dignifica. Lo que si queda claro es que se realiza una gran escisión entre su estamento y el pueblo más pobre, y el espectador sólo tiene que fijarse en las escenas finales del tribunal para darse cuenta.

Es pues la poética un tema principal en el film, y sin ella difícilmente se podría haber constituido la película. Si en Muerte de un burócrata Alea no recogía la música como unas intenciones artísticas, en Memorias ocurre lo contrario, y muchas veces se recurre a composiciones de música clásica (como las cuatro estaciones de Vivaldi), no como un simple acompañamiento, sino como una clara forma que vale por sí misma. Y es que si hay que comparar la película, no lo haríamos con las producciones norteamericanas, sino con otras corrientes cinematográficas como la Nouvelle vague, y es que muchos cortes que realiza Alea en la película puede recordarnos perfectamente a una especie de Godard inquieto, al de la segunda etapa, en que la política formaba un factor indispensable en sus películas.

Pero a Alea no le interesa la propaganda, eso que quede claro. Y citando palabras textuales suyas.: No me interesa un cine puramente de propaganda política porque es algo circunstancial, que solamente funciona en el momento de la arenga y no opera en un público amplio ni en todo momento'.
Kyrios
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