...bueno, algunos si. Crecí viendo mucho cine clásico, desde los ojos de un chaval de 8 ó 9 años y cuando llegaba la hora de que los protagonistas comenzaran a cantar y a bailar, era como...ya coño, que pesadez. A lo largo de los años los he evitado, salvo honrosas excepciones.

Han pasado veinte años del estreno de Chicago y es ahora cuando la he visto por primera vez y os aseguro que la tenía en mis listas para verla, en especial por la guapísima Catherine Zeta-Jones.

No tenía ni idea que estaba inspirada en una obra de teatro, pero me podía hacer a la idea por su desarrollo tan característico y su forma montar las escenas. Creo que la química funciona perfectamente, desde el punto de montar una tragicomedia. Es la forma lo que enriquece la historia, desde el punto de vista de la comedia, le sumamos la música, el baile y unos diálogos muy divertidos y nos montamos una película lo suficientemente entretenida, en principio para la mayoría de espectadores. Suma bastante tener un elenco de protagonistas a la altura de los que nos encontramos aquí, Catherine Zeta-Jones demuestra al igual que Richard Gere sus pinitos en este apartado y lo dejan muy a las claras, manejándose muy bien en sus respectivos papeles. Por otro lado, Renée Zellweger demuestra esa capacidad para adaptarse a todo aquello que le pongan delante demostrando lo pedazo de actriz que nos iba a deparar el devenir de los años.

Si a estos les sumamos unos secundarios de lujo a la altura de una grandísima, divertida y sensual Queen Latifah o el marido tontorrón pero de buen corazón interpretado por John C. Reilly, tenemos el pack completo para disfrutar de infinidad de personajes.

Insisto en que no soy un amante de los musicales, pero este me ha resultado muy divertido y entretenido. Con un argumento muy interesante a la vez que increíble para el espectador. Dos mujeres que por diferentes motivos se ven encarceladas y están más preocupadas en ver quien de ambas acapara más publicidad en la sociedad, que en salvar el cuello por una sentencia desfavorable.

Benditos veinte años de espera.