Me atrevería a decir, sin miedo a exagerar, que Primos es la versión española de Resacón en Las Vegas. Está claro que esta cuenta con mucho menos presupuestos y efectos especiales y visualmente estaría varios puntos por debajo. Incluso las locuras son menos alocadas. Pero va en esa línea.

Boda de por medio, grupo de colegas (en este caso primos), viaje forzado y el frikie de turno entre ellos. Daniel Sánchez Arévalo pilla a varios de sus actores preferidos y nos cuenta una de esas historias que nos gustaría vivir…pero solo a través de la pantalla. No es agradable que tu novia te deje plantado en el altar el día de tu boda, ni que sigas siendo un tipo sin identidad y sin un futuro real, o que tengas que depender de un bote de pastillas para hacer una vida normal y corriente.

Diego propone ir de visita al pueblo donde pasaban los tres su niñez, a visitar al amor de su vida que hace muchos años que no ve y quiere comprobar como le va…y si puede surgir algo si la oportunidad se presenta. Julián aprovecha la instancia en el pueblo para hacer lo mejor que se le da, solucionar y aclarar la vida de los demás, porque la suya es imposible de describir. Y es aquí donde entran dos personajes de su niñez, Bachi el dueño del video-club al cual acudían y su hija Clara. Ambos guardan mala relación por la afición al alcohol del primero. Espectacular como siempre Antonio de la Torre. Pedazo de actor. Y por último José Miguel el frikie, manipulado constantemente por su novia y dominado por una caja de pastillas, encontrará en el hijo de la ex-novia de su primo, una fuente de apoyo y conocimiento para salir vencedores de todos sus miedos.

Un producto muy divertido, con partes muy emotivas, donde es verdad que la comedia sobresale por encima de lo demás, con momentos gloriosos como la imitación de los Back Streets Boys, escena memorable. Película entretenida, muy divertida y con algún mensaje entre diálogo y diálogo que te hará pensar en las relaciones humanas y como nos comportamos con los de nuestra misma especie.