El Mundo del Deporte y el cine nunca han combinado bien. La razón es muy sencilla, el deporte en sí, espectáculo por antonomasia supera con creces a su recreación fílmica.
Sí que resulta meritorio acercarnos al desarrollo de las carreras de autos en los años 60, con bólidos sin alerones y sin medida alguna de seguridad. En cuanto al desarrollo argumental, la película queda lastrada por unas relaciones interpersonales entre protagonistas ciertamente insulsas.
Obviamente el desarrollo en sí de los grandes premios es lo mejor de la película. A día de hoy compensa más ver imágenes de grandes premios de F1 en la Red. Cierto es que en los años sesenta, no era posible ver carreras de coches en Televisión ni en internet, lógicamente el único acceso era la asistencia directa, o acudir al cine a ver esta película.
El director Frankeimer posee un buen pulso a la hora de narrar a lo largo de su carrera cinematográfica, y este Grand Prix no es una excepción, sin embargo la larga duración es una pesada carga para el espectador común.
Yves Montand está soberbio y James Garner muy creíble en su papel. Un placer ver sus interpretaciones en Grand Prix. Defiendo que Garner era mucho mejor actor de lo que la posteridad ha marcado en sus calificaciones.