Espléndido relato del descenso a los infiernos de un colectivo de personas, a las que la guerra y la intolerancia arrojan a un abismo, donde el reconocimiento de la propia dignidad sólo se consigue ayudando a los demás a sobrellevar nuestra misma vida de miseria y dolor.
También es el relato de la transformación de un hombre, cuya única finalidad, al principio, es el enriquecimiento personal; sin embargo, después de asistir como espectador a una de las más grandes tragedias de la Humanidad, sólo tendrá un objetivo: Salvar la vida de las personas, a riesgo incluso de la propia.
Relato, pues, sobre el sufrimiento, el sacrificio y la degradación humana, que convierte a los hombres en verdugos crueles de otros hombres, pero, también, sobre la valentía, la generosidad y la redención personal.
El blanco y negro son los únicos tonos posibles para conducir adecuadamente esta dolorosa historia. Parece como si la vida, entonces, fuera gris, hasta en sus más pequeños detalles: El cielo, la tierra, las casas y el paisaje, el uniforme de los nazis, la ropa de la gente, hasta las propias personas y sus pensamientos.
Del mismo modo, la Noche y la Niebla, pintadas con esos mismos tonos, no podrían definir más certeramente el procedimiento empleado por los nazis para hacer desaparecer a los que consideraban enemigos del Estado y a los que, por racismo, entendían como indignos de seguir viviendo.
Un casi desconocido Liam Neeson encarna la figura de Oskar Schindler, el ángel protector que, como Moisés, condujo a aquellos hombres, mujeres y niños si no hasta la tierra prometida, sí, al menos hasta un lugar donde estuvieran relativamente a salvo de sus perseguidores.
Ralph Fiennes, también poco conocido por entonces, da vida al llamado "Verdugo de Plaszow", el SS-Untersturmführer Amon Goeth, comandante del campo.
Los dos actores serían nominados al Óscar por su memorable actuación.