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Voto de Leandro969:
6
5,9
134
Drama
Drama centrado en un joven que anhela sangre y para conseguirla se dedica a buscar a mujeres suicidas por internet. Para conseguir la satisfacción plena en chupar la vida y sangre de estas mujeres, este se dedica a enamorarlas antes. (FILMAFFINITY)
28 de junio de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
No es una película sencilla de ver. El planteamiento de la muerte desde el lirismo no deja de ser inquietante siempre.
Es despareja, es lenta, el protagonista no termina de dar la medida, la banda sonora se impone demasiado por momentos, la historia no termina de cerrar, y podríamos seguir sumando elementos que hacen que no sea una gran película. Hay diálogos que se estiran y silencios que por momentos hacen caer el filme en la más pura nada.
Dicho esto, vamos a intentar explicar porque debe verse esta película. En primer lugar estamos ante una propuesta muy inteligente, que plantea el tema del vampirismo desde un ángulo muy contemporaneo y nada fantástico, lo que no es poco. Por otro lado está la gran seductora, la histórica amante de los poetas de todos los tiempos, especialmente en el romanticismo: la muerte. Aquí adquiere una condición casi metafísica. Los suicidas que buscan (y encuentran) su Dr. Muerte y, dejando de lado la vieja y trillada idea del coqueteo erótico que conlleva la relación, aquí víctima y victimario juegan sus roles sin violencia, sin desbordes, y (aunque la historia no temina de sostenerse) trepan por momentos hasta escenas de una intensa poesía, de un lirismo que conmueve, y aquí está el mayor mérito de la película, adjudicable sin duda al director Shunji Iwai, y a las jóvenes actrices que resuelven en poesía los momentos más intensos de la cinta.
Recomendable para paladares exquisitos y espectadores dotados de paciencia, esos momentos en que la escena despega de la pantalla para convertirse en poesía justifican la espera.
En spolier alguno de esos momentos, según este modesto espectador.
Es despareja, es lenta, el protagonista no termina de dar la medida, la banda sonora se impone demasiado por momentos, la historia no termina de cerrar, y podríamos seguir sumando elementos que hacen que no sea una gran película. Hay diálogos que se estiran y silencios que por momentos hacen caer el filme en la más pura nada.
Dicho esto, vamos a intentar explicar porque debe verse esta película. En primer lugar estamos ante una propuesta muy inteligente, que plantea el tema del vampirismo desde un ángulo muy contemporaneo y nada fantástico, lo que no es poco. Por otro lado está la gran seductora, la histórica amante de los poetas de todos los tiempos, especialmente en el romanticismo: la muerte. Aquí adquiere una condición casi metafísica. Los suicidas que buscan (y encuentran) su Dr. Muerte y, dejando de lado la vieja y trillada idea del coqueteo erótico que conlleva la relación, aquí víctima y victimario juegan sus roles sin violencia, sin desbordes, y (aunque la historia no temina de sostenerse) trepan por momentos hasta escenas de una intensa poesía, de un lirismo que conmueve, y aquí está el mayor mérito de la película, adjudicable sin duda al director Shunji Iwai, y a las jóvenes actrices que resuelven en poesía los momentos más intensos de la cinta.
Recomendable para paladares exquisitos y espectadores dotados de paciencia, esos momentos en que la escena despega de la pantalla para convertirse en poesía justifican la espera.
En spolier alguno de esos momentos, según este modesto espectador.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Toda la primer escena, hasta que desangra a la mujer encima de la nevera, es de una intensidad y originalidad poco común.
La primera aparición de la madre sentada en el sanitario portatil, rodeada de globos que alivianan su peso parece sacada del teatro del absurdo, de una obra de Samuel Beckett. Impactante, original, desquiciada, poesía, cine al fin de cuentas.
Pero lo mejor quizá esté al final, el baile que improvisa la jovencita encima de la nevera, despiéndose de su cuerpo de alguna manera; liviana, dulce, intensa, poética.
La primera aparición de la madre sentada en el sanitario portatil, rodeada de globos que alivianan su peso parece sacada del teatro del absurdo, de una obra de Samuel Beckett. Impactante, original, desquiciada, poesía, cine al fin de cuentas.
Pero lo mejor quizá esté al final, el baile que improvisa la jovencita encima de la nevera, despiéndose de su cuerpo de alguna manera; liviana, dulce, intensa, poética.