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Voto de Reaccionario:
5
Drama. Romance En 1958, Stevens (Anthony Hopkins), un perfecto mayordomo, viaja por Inglaterra. Ahora trabaja para un millonario americano (Cristopher Reeve) que es el nuevo propietario de Darlington Hall, mansión que vivió su etapa de mayor esplendor veinte años antes, cuando su dueño, un aristócrata británico, reunía en su casa a los personajes más influyentes de los años 30, una época crucial para el futuro de Europa. Esta circunstancia permitió a ... [+]
25 de junio de 2012
16 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las limitaciones emocionales de Stevens, interpretado una vez más de forma magistral por Anthony Hopkins, son el núcleo a partir del cual gira "Lo que queda del día" siendo a la vez su mayor baza pero igualmente su mayor limitación. Al final el comportamiento del pulcro mayordomo nos resulta un tanto incomprensible pues no sabemos, quizás sólo intuimos según la trascendental conversación con su padre, a qué viene tanta asepsia. ¿Desconfianza hacia las mujeres?, ¿miedo a fracasar en el amor?, ¿inseguridad?, ¿temor a lo desconocido?, ¿la anulación de la voluntad tras largo tiempo de sometimiento al estar al servicio de otras personas?

La película está narrada con un tono clásico y sobrio sin florituras ni adornos, donde el protagonismo se lo llevan los diálogos, las interpretaciones y lo que no se dice. La relación de Stevens con la señorita Kenton está bien retratada pero a su desarrollo le falta un punto de intensidad que haga la historia realmente interesante. Aun así gusta de ver el "juego" que se traen casi tanto como el cuidado esmero con el que desarrollan su labor profesional, especialmente Stevens.

La trama se ve aligerada con la historia de Lord Darlington y la evolución política de finales de los 30. Aquí la posición de James Ivory es un tanto engañosa pues desliza la idea de un filonazismo abundante entre las clases altas británicas. Realmente había algunos simpatizantes, si bien la imagen del régimen de Hitler que tenían era más que superflua, pero la inmensa mayoría apoyaba el apaciguamiento. En realidad muy pocos en la sociedades inglesa, francesa o norteamericana estaban por una línea belicista contra el nazismo y si por la contemporización, el miedo o directamente por la indiferencia, y los que eran más críticos se situaban más bien a la derecha del espectro político. Si no, recuérdese el pacto de Stalin con Hitler en 1939. En esta línea, que el mayor detractor del nazismo sea el senador interpretado por Chistopher Reeve no es más que un intento de los americanos, que es permanente, de querer quedar bien a costa de los demás.
Reaccionario
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