Un poquito ñoña sí es, previsible también, y poco original, más aún. Ahora bien eso no quita que sea una película aceptable dentro del género del drama romántico. Detrás de estos dos, el doctor Paul (Ricard Gere, que le saca 16 años a ella) y Adrianne (Diane Lane), hay unas historias que también afloran. Más allá del amor, existe la culpa, las segundas oportunidades, la empatía hacia el dolor ajeno o la renuncia a los sueños de juventud. Cierto que todos estos puntos se tocan con ligereza, casi por compromiso, pero bueno, enriquecen una película que tiene, no obstante, su punto fuerte en la química de la pareja protagonista.

Lo más destacable de "Noches tormenta" quizás sea el punto evidentemente femenino que toma, pero no feminista. Puedo que muchos no entiendan bien la diferencia entre dos conceptos por lo que los voy a resumir: el feminismo es una ideología que en grandes líneas pretende igualar, tanto en derechos como en otras cosas, a la mujer con el hombre. Lo femenino en cambio es lo que se presupone que es propio de la mujer. Por ejemplo, sensibilidad o ternura, cosas que se proyectan en esta película. Sólo me queda decir que la hija, Amanda (Mae Whitman, muy mona), aunque al principio no lo parezca, es una verdadera máquina.