Tampoco hay que ponerse tan enérgico con "El Grinch" si entendemos que es un producto eminentemente infantil con buenos propósitos y moraleja navideña. En general, no sabemos bien qué se celebra, ¿alguien se acuerda de que se conmemora el nacimiento de Jesucristo?, me parece que cada uno lo que le viene bien, pero sí que lo importante no son los regalos, ni el consumo, sino el amor. Pues es bueno que niños y mayores lo recuerden. La película es la adaptación del relato homónimo del Dr. Seuss, que sobre todo en los Estados Unidos tuvo un rotundo éxito. En ese país recaudó más de 3/4 partes del total para ser la más taquillera del año. A nivel mundial se quedó en el puesto seis, gracias a la potencia del mercado autóctono.

El caso es que una especie de ogro verde, el Grinch (Jim Carrey), odia la navidad pero sus vecinos, los Quien, la adoran aunque desde el punto de vista más comercial. Afortunadamente hay una nena muy mona, "buena niña pero mala psicóloga", a pesar de sus estrambóticos peinados que confía en la bondad del primero y el fondo espiritual de la segunda. La trama, que sólo tienen algunos momentos simpáticos, es bastante simplona, puesta el servicio de las buenas intenciones y a las muecas de Carrey, que pasó una tortura con tantas horas de maquillaje y sobre todo, las lentillas de colores. Ahora bien, una cosa es acoger al que es diferente, por muy feo o "monstruoso" que sea y otro que se lleve "by the face", a la chica o señora más guapa del pueblo.