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Voto de Siempreasimetrico:
10
Western 1850. Los hermanos Charlie y Eli Sisters viven en un mundo salvaje y hostil, en plena fiebre del oro. Tienen las manos manchadas de sangre, tanto de criminales como de personas inocentes. No tienen escrúpulos a la hora de matar. Es su trabajo. Charlie (Joaquin Phoenix), el hermano pequeño, nació para matar. Eli (John C. Reilly), sin embargo, sueña con llevar una vida normal. Ambos son contratados por el Comodoro para encontrar y matar a ... [+]
25 de septiembre de 2019
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fantástico western que cabalga firme por esa llanura romántica que pocas veces es llevada al cine, donde los malos se convierten en los auténticos protagonistas gracias a que se les permite limpiar de su conciencia el oneroso obligado deber de asesinar. Dos pistoleros reconocidos y temidos que trabajan por encargo para un poderoso dueño que se permiten decidir quién debe o no morir; son ellos ambos, dos hermanos de sangre salariados de la muerte quienes ejecutan el fin de la vida, a puro golpe de gatillo, de aquel que responde por el hombre que su patrón les ha dado. Dos vaqueros capaces de liarse a tiros con cualquiera que intente impedirles cumplir con su oficio. Dos protagonistas completamente opuestos a la hora de imaginar, cual camino habrá de tomar el destino de su vida, que permita convertir en realidad esa idea que forja sus anhelantes sueños de futuro.

No están aquí, representados en este western, los buenos vaqueros por no ser siquiera creados, ni para defender su valentia a balazos, ni para vengar un verso poético asesinado, ni siquiera para entretener al observante con un duelo al sol, tampoco para haber justicia por los indefensos, y mucho menos para limpiar su honor mancillado en un tiroteo, o en el mayor vigor de los establecidos, salvar del peligro a una bella falda que permita poder conquistar, con la valentía que incita a descargar un revolver sobre él mal, su corazón.

Esta historia desprende un aroma auténtico al legendario cine del lejano oeste siempre salvaje donde el revolver no actúa como si fuese el protagonista, ni los actores se sienten las estrellas de la trama por donde transita la historia, son sus sentimientos fraternales de cuidar uno del otro lo que el objetivo de la cámara intenta mostrar, un amor que prevalece por encima de todo. Una mirada humana sobre los sentimientos que esconde un pistolero a sueldo, que mata sin pestañear, porque jamás podrá mostrar el más mínimo atisbo de sensibilidad en su corazón, debilidad que sera siempre aprovechada por sus adversarios para terminar con su vida.
Es por todo esto que en su conclusión final el desenlace adquiere una belleza pocas veces vista en la gran pantalla, hacer realidad un anhelante deseo siempre conservado en el interior, el de abrazar aquello que más has amando en la vida. Es un brillo precioso el que desprende la ejecucion final de esta magnífica obra.

Imposible además olvidarse de “John C. Reilly” el alma de la historia que hace un trabajo descomunal.


—Desde la brillante película de “Sin perdón” no recuerdo un western tan formidable como este de “Los hermanos Sisters”—.

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Siempreasimetrico
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