Una trama interesante, original y hasta cierto punto “cruda”, un tema que no es digerible tratar, escenas explícitas y complicadas de comprender, Almodóvar lo presenta con una elegancia y simpleza inimaginables.
La adecuada fotografía y musicalización combinada con actores que viven su papel, expresiones y actitudes que hacen parecer tan real ésta historia logran en el espectador una sensación de fría realidad.
Los flashbacks secos y rápidos sin suavización acompañan perfectamente esta película que maneja diálogos directos, escenas sin tapujos, una historia retorcida y por poco enfermiza que muestra las mentes distorsionadas de, Almodóvar para dirigir sin dificultad una cinta tan sobria y difícil de asimilar, como de los actores para poder exponer con grandes actuaciones éste filme.
Todos los elementos coordinados y ensamblados para convertir la historia en una película llena de asombro, enigmas bien trabajados, que hacen que quien logra verla hasta el final se quede con un “extraño” sabor de boca, una mezcla de amargura y fascinación por el filme.
Una obra desequilibradamente fascinante en la que destaca la facilidad de Almodóvar para exponer impactantes tramas, convertir una obsesión descabellada en una realidad tangible, explicada de una manera poco sutil como un golpe de frente, un trastorno mental que va de la mano con la inteligencia.
Con su ya evidente obsesión por el cambio de género y habilidad para tramas complejos y perturbadas ideas, maneja esta cinta con una familiaridad que hace que este tipo de temas lleguen con una naturalidad sorprendente al espectador.