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España España · Barcelona
Voto de Sémele:
7
Thriller Madrid, principios del siglo XXI. Un día, el inspector de policía Santos Trinidad, volviendo a casa muy borracho, se ve involucrado en un triple asesinato. Pero hay un testigo que consigue escapar y que podría incriminarlo. Santos emprende una investigación destinada a localizar y a eliminar al testigo. Mientras tanto, la juez Chacón, encargada de la investigación del triple crimen, avanza meticulosamente en la búsqueda del asesino ... [+]
12 de febrero de 2012
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay películas de personajes y hay personajes sobre los que se hacen películas. Tal vez 'No habrá paz para los malvados' sea para José Coronado lo mismo que 'Celda 211' para Luis Tosar o 'No es país para viejos' para Javier Bardem. Es decir, buenas películas que giran alrededor de un personaje vibrante, escalofriante, salvaje, un tour de fuerzas por el que se acaba recordando.

El tándem Enrique Urbizu-José Coronado ya funcionó espectacularmente con 'La caja 507', aunque ahí el protagonismo de Coronado estaba compartido con un no menos convincente Antonio Resines. En esta ocasión todo el peso de la película recae en un Coronado que se transforma en Santos Trinidad, un policia duro que se ampara en la ley y fuera de ella para hacer lo que le place, de peinado imposible y semblante impertérrito, a la búsqueda de un hombre que puede amargarle la existencia.

La cinta sigue los intrincandos laberintos que transita Santos tras un mal encuentro en un prostíbulo que acaba en tiroteo y, paralelamente, como ocurría en 'La caja 507', se abre otro hilo, una investigación, a cargo de la jueza Chacón (Helena Miquel), un personaje plano que no logra despegar y se convierte en una sombra al vaivén de Santos, que trata de esclarecer qué se esconde tras la masacre en el prostíbulo. Aquí nadie es un santo y lo que se entreveía un simple caso de ajuste de cuentas se convierte en un entramado de órdago, en el que no se olvidan de introducir el tan actual tema del terrorismo islámico en ciudades occidentales.

Las películas de Urbizu nunca son de una sola pieza y siempre soterran algo que hace que el espectador se quede pegado esperando que le aguarda en el siguiente plano. Una cinta intrigante que intriga porque pone el punto de vista del espectador en los ojos del ser malvado de la función, Santos, al que está condenado a tratar de entender en la medida de las posibilidades, aunque nunca lo juzga ni le da ninguna escapatoria de redención.

Así es cómo construye Urbizu 'No habrá paz para los malvados', uniendo su suerte a la del malo de la película, que no es necesariamente el salvador de nadie y que sólo mira para sí mismo. Dueño de la cinta de principio a fin.
Sémele
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