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Voto de Sandro Fiorito:
3
5,1
19.400
Terror
Koldo y Clara, que están hechos el uno para el otro, están a punto de casarse rodeados de familiares y amigos. Pero sobre ellos se cierne una negra sombra capaz de desencadenar una situación infernal precisamente el día de su boda. Precuela de la saga de terror [•REC]. (FILMAFFINITY)
26 de marzo de 2012
225 de 360 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta crítica va sobre pedir perdón. Sí, perdón por no haberme unido al corro de la patata que tenían montado el resto de los asistentes de la sala, que se reían a carcajada limpia durante el visionado de una película que se dice de terror. Qué daño hace recordar que reírse es gratis, porque aquí con esa excusa tiraban las risotadas hasta por debajo de las butacas. Y no eran de esas risas perplejas ante la estupidez que están presenciando sino de esas que para colmo disfrutan con el espectáculo al que asisten. Les dicen que es un solomillo de primera, el carnicero les pone un par de huesos roídos, y encima se ríen. Y aplauden, como los monitos esos que llevan platillos. Perdón por creer que esta película forma parte de una saga que con su primera entrega consiguió llegar a ser terrorífica y con la segunda -pese a la notoria bajada de nivel y aumento considerable de sus defectos- deleitarnos con algunos momentos magistrales. Perdón por haber leído “precuela” en lugar de “parodia”.
Perdón por haberme puesto las expectativas más bajas de la historia para -tiene narices- no llegar ni a cumplirlas. Perdón por creer que los zombis hacían muecas muy graciosas y daban más pena que miedo. Perdón por haber pensado que el director de la película bien pudiera ser Santiago Segura. Perdón porque no me haga gracia una película de terror, ni una de comedia con un humor tan simple, tan barato, tan inocente. No tengo que disculparme, en cambio, por el hecho de que me hayan gustado las interpretaciones de Diego Martín (“Policías, en el corazón de la calle“, 2003) y Leticia Dolera (“Prime time“, 2008), sin los cuales no quiero imaginarme qué habría sido de esta película. Y tampoco por haber disfrutado con una escena -una de las pocas que me llevo de aquí, junto a otro aislado par- de la guapa actriz ya citada al ritmo del “Gavilán o paloma” de Pablo Abraira, arriesgada elección de un tema que hace muy buen contraste con el momento en el que aparece. Destacan también los meritorios efectos de sonido y, como siempre (esta vez durante mucho menos tiempo, aunque con mejor resultado) las escenas con la cámara al hombro, nerviosas, realistas.
La película, dirigida en solitario por Paco Plaza (Jaume Balagueró se queda en la producción), supuestamente quería meternos en situación y hablarnos del origen de los zombis patrios, pero se queda en una mala comedia negra con pretensiones de terror al por mayor, empañando de sangre y violencia -pero en plan cutre- el convite de una boda que casi gustaba más antes de la invasión de los muertos vivientes. Una película que no se puede tomar en serio y que en su vertiente cómica -al menos a este servidor- no hace ninguna gracia.
(Sigue en el SPOILER sin desvelar detalles del argumento, por falta de espacio)
Perdón por haberme puesto las expectativas más bajas de la historia para -tiene narices- no llegar ni a cumplirlas. Perdón por creer que los zombis hacían muecas muy graciosas y daban más pena que miedo. Perdón por haber pensado que el director de la película bien pudiera ser Santiago Segura. Perdón porque no me haga gracia una película de terror, ni una de comedia con un humor tan simple, tan barato, tan inocente. No tengo que disculparme, en cambio, por el hecho de que me hayan gustado las interpretaciones de Diego Martín (“Policías, en el corazón de la calle“, 2003) y Leticia Dolera (“Prime time“, 2008), sin los cuales no quiero imaginarme qué habría sido de esta película. Y tampoco por haber disfrutado con una escena -una de las pocas que me llevo de aquí, junto a otro aislado par- de la guapa actriz ya citada al ritmo del “Gavilán o paloma” de Pablo Abraira, arriesgada elección de un tema que hace muy buen contraste con el momento en el que aparece. Destacan también los meritorios efectos de sonido y, como siempre (esta vez durante mucho menos tiempo, aunque con mejor resultado) las escenas con la cámara al hombro, nerviosas, realistas.
La película, dirigida en solitario por Paco Plaza (Jaume Balagueró se queda en la producción), supuestamente quería meternos en situación y hablarnos del origen de los zombis patrios, pero se queda en una mala comedia negra con pretensiones de terror al por mayor, empañando de sangre y violencia -pero en plan cutre- el convite de una boda que casi gustaba más antes de la invasión de los muertos vivientes. Una película que no se puede tomar en serio y que en su vertiente cómica -al menos a este servidor- no hace ninguna gracia.
(Sigue en el SPOILER sin desvelar detalles del argumento, por falta de espacio)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
La conclusión que el argumento saca del inicio de esta epidemia es tan pobre como tontorrona, recurriendo a los típicos y tópicos viejos cuentos religiosos en los que sólo faltaba pronunciar “vade retro, Satanás”. Más que infiel, es indigna con el espíritu que se consiguió transmitir en las anteriores entregas, que parece parodiar. Y más aún, es completamente innecesaria porque no aporta nada. Los propios creadores de esto riéndose de sí mismos, con escenas que muchas veces consiguen ser esperpénticas, rocambolescas. A lo mejor es que me equivoqué de sala y estaban dando conjuntamente alguna versión alternativa en plan humor (del malo). Para una vez que no me acompaña a un pase de prensa a las diez de la mañana mi orquesta sinfónica de rugido de tripas. Qué mala hora, leche.
Y qué más. Ah, si, que no me hagan caso de nada. Que al final en la sala hubo gente que hasta aplaudió mientras yo salía despavorido. A mí no, a la película.
Y qué más. Ah, si, que no me hagan caso de nada. Que al final en la sala hubo gente que hasta aplaudió mientras yo salía despavorido. A mí no, a la película.