De la Iglesia le hecha coraje y valentía, en los años que aunque el dictador había muerto, la censura era implacable. Dos enfoques con riesgo: Uno el estado actual de la política, con algún partido con secuelas dictatoriales en el gobierno y expuesto a no permitir su estreno. Por otro lado las relaciones sentimentales dueña y perro, que difuminan situaciones zoofílicas. Estoy seguro que en estos tiempos del siglo XXI Eloy hubiera sido más explícito en estos avatares.
La parte no deseada por el buen cinéfilo, es que la película haya sido doblada en postproducción, la voz de Juan Diego no es la esperada.