No soy muy aficionado a las sitcoms, pero tengo que reconocer que en esta ocasión me ha gustado, seguramente los dos protagonistas tienen mucho que ver, los espléndidos en su madurez, Michael Douglas parodiandose un poco a si mismo, como un actor de medio pelo, un mujeriego todoterreno y divorciado profesional, frente a él un Alan Arkin, triunfador en su profesión y en su matrimonio, no así en su papel de padre, al contrario que Douglas con la que trabaja y se lleva bien, como los capítulos y las temporadas son cortas se ve en un santiamén. Diálogos graciosos y ocurrentes y interesantes reflexiones sobre la vejez, la amistad, el paso del tiempo y muchas otras cosas.