Aun teniendo sus años este thriller de tintes oscuros, podría hacer palidecer a muchos filmes modernos sin prácticamente proponerselo. El tiempo ha tratado bien a este tratado, disección y estudio pormenorizado de la personalidad de un asesino, ahondando en la situación familiar con el consiguiente drama.
La película cuenta con un humor negro tirando a seriedad y sufrimiento bajo una mascara de risas por parte del protagonista. El montaje bien realizado e inteligente agiliza el ritmo y mantiene el interés en todo momento en los acontecimientos.
Entrando en el terreno de lo que cuenta; se tocan muchos temas y aunque se explican cosas a base de detalles que va desvelando el personaje con sus actos y algún pequeño flashback esclarecedor. La vida y los pensamientos futuros que dan vida a la historia de Enoziku, parecen tener su raíz en los hechos del pasado, como suele ser por norma general, y se explica en un momento de humillación protagonizado por el padre de Iwao en la playa, al tener que entregar sus barcas al imperio. Este hecho no es mas que un pequeño retazo para mostrar la complicada relación padre e hijo durante todo el metraje, y que dará vida a continuas escenas de peso, de airadas peleas y desprecio mutuo. A lo que hay que sumarle el conato de relación entre el padre y la mujer de su hijo. Una de unas cuantas que pasan por la vida de Enoziku.
En definitiva, la vida de un hombre marcado, huyendo y buscando un lugar donde empezar de nuevo, aunque su pasado le persigue despiadadamente negandole una nueva oportunidad. Su carácter y un cierto análisis de la locura y la mente humana colaboran al ambiente de la película.