De fondo creo que mucho de la parafernalia que se idealizó con el sueño americano se debe a este filme. Esto no lo digo como algo malo realmente. En el fondo, y para los que conocen la historia de Stallone y su tenacidad para con esta historia y personaje, es obvio pensar que en muchos niveles y en diferentes espacios, la historia de Rocky es la mismísima historia de Stallone, un actor que nadie daba ni una moneda por él, pero creyó en su talento y defendió su idea hasta el final. Rocky más que una película de boxeo es un melodrama ruidoso, lento y casi siempre interesante sobre unos personajes (muy bien actuados) que buscaban en el fondo cumplir sus sueños. El encanto del filme está en una dirección correcta de Avildsen, un trabajo carismático de Stallone para dar un personaje veraz en medio de sus limitaciones histriónicas y por su puesto enfrentar la utopía de que un don nadie, en cualquier momento con corazón y coraje podía hacerle frente al campeón del mundo. A nivel de Boxeo y drama deportivo el filme es algo quedado, a mí nunca me pasó como es que Rocky nunca era capaz de cubrirse de los golpes de Apolo, pero ya a esas alturas estamos muy emocionados en medio de tanto sudor, sangre falsa y adrenalina. Eso sí, nunca entenderé como Rocky ganó en los Oscars por encima de la irrepetible Taxi Driver, solo un país que pedía a gritos esperanza y mejores sensaciones deja explicar ese aspecto extrañísimo.