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Voto de Sanzio:
5
Serie de TV. Drama 8 episodios. Nueve personas, en diferentes momentos de su vida, asisten a un costoso "retiro de transformación total de mente y cuerpo", de 10 días, en un lugar llamado Tranquillum House, dirigido por una misteriosa mujer rusa llamada Masha (Nicole Kidman). Serie que adapta la novela de la australiana Liane Moriarty. Fue renovada por una 2ª temporada en marzo de 2023.
26 de septiembre de 2021
11 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
En su época pre-Vaquerizo, dijo una por entonces muy sabia Alaska que lo único que le molestaba reconocer de sus operaciones de cirugía plástica es que todas las que lo hacían pasaban a ser directamente "las operadas", cuando había muchas personas que no las reconocían y estaban muchísimo más operadas que ellas.

Algo así pasa con Nicole Kidman y otras actrices. La Kidman, pese a ser la mejor de su generación y a ofrecernos varias de las mejores interpretaciones de la década parece que, pese a tener su talento actoral intacto, últimamente ya no interesa como actriz. Lo que ahora interesa, y para mal, son sus retoques faciales, parcialmente confesados por ella misma. Con "The Undoing" y "Nine Perfect Strangers" han sido especialmente crueles con ella en ese aspecto, con una mala baba que en nada tiene que envidiar a la que aguanta, por ejemplo, Renée Zellweger pese a estar reciente y merecidamente oscarizada.

Da igual que en "Nine Perfect Strangers" la Kidman nos haya ofrecido un impagable acento ruso-USA, necesario de ver en la versión original, o que nos haya regalado unos primeros planos de infarto con esos ojos azules que miran al cielo y que en este caso tienen un puntazo de locura al estilo de la más homófoba hija de Putin. Lo que ha importado, y para mal, es el bótox que le paraliza la zona superior de la frente, sus implantes de pómulos o los rellenos que borran las arrugas de alrededor de sus labios. Unas operaciones, por cierto, a las que se han sometido más del 80% de las actrices que frecuentan Hollywood.

Lo más curioso es que casi tanta mala baba viene de unos 10 años a esta parte; cuando, en realidad, el aspecto físico de Kidman empezó a cambiar mucho tiempo antes. De hecho, "Prácticamente magia" (1998) fue su última película en la que lució sin intervenciones. Ya en "Los otros", "Moulin Rouge", "Cold Mountain" o "Las horas" (por la que que obtuvo un Oscar) lució párpados, nariz, pómulos y pechos nuevos y empezó a aplicarse sus primeras inyecciones de bótox. No fue hasta "Australia" cuando perdió las riendas en el quirófano, sobre todo por esa sobredosis botulínica con la que apenas podía mover el rostro, esos pómulos excesivos y esos labios demasiado abultados. Ella misma reconoció no estar nada contenta con su actuación en esa película, y sus excesos estéticos no eran otros que los auténticos motivos. Unos años después reconoció estar enganchada al bótox y menos mal que su amiga Meryl Streep, apenas retocada, le aconsejó frenar un poco el tema, porque a partir de ahí ciertas modificaciones fueron corregidas y otras desaparecieron.

Por todo eso, tanto me muero de la risa cuando leo "pobre Nicole Kidman, nada recuerda ya a la de "Moulin Rouge", como me muero del terror cuando leo "Qué se retire, no expresa nada, ya no sirve para actuar".

Siempre se acusa, y con razón, al tiránico machismo de la industria del cine, a su obsesión por tener a mujeres eternamente jóvenes en pantalla y al hecho de que lo que consideran ellos (porque casi todos son varones) unas "arrugas de más", de arruinar y seguir arruinando carreras y contratos (solo unas pocas -Kate Winslet, Emma Thompson, Frances MacDormand- se han rebelado realmente contra esa dictadura estética heteropatriarcal, y en algunos casos, han pagado por ello). Pero el verdadero enemigo es esa audiencia inmisericorde (en este caso sí, hombres y mujeres) que, en el momento que ve una pata de gallo, comienza a murmurar "está vieja, ¿eh?". Ese juguete roto llamado Marilyn Monroe y el personaje de Alexandra del Lago de Tennesse Williams, además de precursores símbolos, ilustran perfectamente y de distintas formas, los estragos de esa tiranía sexista y edadista.

Ah, y por cierto. Ellos también se retocan, se lustran, se operan y se requeteoperan. Hoy tanto o más que ellas. Desde rostros nuevos (los hay que han estrenado cuatro o cinco en varias décadas), esteroides, rellenos varios e injertos capilares, hasta implantes de bíceps, pectorales y abdominales, postizos y tintes. Pero claro, son tíos, y en este caso, no importa. Todo está permitido para ellos y a casi nadie (lo de Vin Diesel es un caso aislado) se les ocurre decir que se jubilen o se replanteen su aspecto. Ya tiene que ser un caso muy calamitoso para despertar críticas, y aun así no le siguen faltando papeles agradecidos. Son varones, a ellos se les perdona el paso del tiempo y se les aplica el "free the nipple". Como mucho, se les reclama con indulgencia que no se les desvanezca mucho la "uve" del abdomen aunque pasen de los 60.

Respecto a "Nine Perfect Strangers", no decepciona pero sí se queda a medio gas. Lo que podía haber sido un 8 (el material tampoco daba para más) se queda en un 5. Puntos a su favor: un guion bien elaborado, una narración hipnótica, una estética fascinante y, sobre todo, unas interpretaciones excelentes (me quedo con Bobby Cannavale, Regina Hall y Samara Weaving -que sale poco porque su personaje en el libro aún sale menos-, aunque Michael Shannon y Kidman están también brillantes). Puntos en contra: le falta la mala leche y hasta el punto de sadismo que tiene "The White Lotus" (con la que, inevitablemente, se ha comparado, y que es lo que hace a ésta última superior, pese a tener un material más o menos similar y unos intérpretes, salvo excepciones, más flojos), el escaso partido que se le ha sacado a lo que debía ser una de las cuestiones principales, sobre todo en los tiempos que corren (esos gurús a lo compi-yogui que remueven más conciencias de lo que se piensan y no siempre para bien), y ese final muy cogido por los pelos en varias de sus tramas y personajes.

Aun así, una propuesta sugerente y estimulante, que ya es mucho para lo que nos tragamos actualmente, y que, en gran parte, no hubiera sido posible sin la implicación de Nicole Kidman, intérprete y mujer inteligente y sensible aunque ahora deba "desaparecer del mapa" por ser "la actriz más operada y más inexpresiva del mundo".
Sanzio
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