'Sopa de ganso' supuso la última película de los hermanos Marx (cuatro en el momento del estreno de este filme, hace casi 90 años ya que se estrenó un 17 de noviembre de 1933) con la productora Paramount Pictures debido al negativo recibimiento de público (103.800$ en todo el mundo) y crítica. No dudo que hoy en día haya muchísima gente que si hubiesen estado vivos en 1933 les hubiese encantado y la historia hubiera sido otra, como es mi caso.

Groucho, como miembro que más lleva la voz cantante entre los hermanos, es el presidente del ficticio país de la República Democrática de Freedonia, territorio que sufrirá una crisis al querer el país de Sylvania invadirlo y que forme parte de su territorio. Un presidente con bigote, gafas y puro que llevará con su peculiar estilo y mordaz lengua el país, una gestión cómica que no dista mucho de muchos políticos en la realidad.

Un Groucho que, como no podía ser de otra forma, pone sus frases ingeniosas marca de la casa como la famosa del “Claro que lo entiendo. ¡Hasta un niño de cuatro años sería capaz de entender esto!… Rápido, busque a un niño de cuatro años, a mí me parece chino", entre tantas otras que mucha gente ya conocerá a estas alturas, así que sería reiterativo citarlas todas.

Junto a Groucho están los inseparables Harpo y Chico Marx, que en esta ocasión serán espías de Sylvania mandados por el presidente y que terminan dando situaciones desternillantes como las perrerías que le hacen al pobre vendedor de limonada o la situación del falso espejo. Unas situaciones de humor con diálogos o de situaciones que me parecen bastante meritorias el como sacar adelante unas secuencias que exigen unas coreografías muy precisas.

Mención para el cuarto hermano, Zeppo Marx, que es el más serio de los cuatro, aunque eso no signifique que no pueda lucirse, especialmente en el tramo final de la cinta junto con sus hermanos.

En una hora y casi diez minutos se pasa un entretenimiento de calidad entre diálogos con tino, situaciones descacharrantes y números musicales que amenizan el metraje. No llega al punto de parecerme una genialidad ya que no se ve nada realmente extraordinario; pero sí con todo va con el suficiente buen tino para que la experiencia sea notable.