Si realizarán un concurso donde definieras que te ha parecido una película, yo definiría a esta película como 'delirio'. Pero delirio de los buenos.

Jose Luis Cuerda dirige a actores (algunos de mucha categoría como Antonio Resines, Manuel Alexandre o Chus Lampreave) a los que en esta obra se les va la olla completamente. En ese pueblo deben 'rular' mercancía del bueno, porque si no, no me lo explico. Es decir, en este peculiar pueblo hay aspectos que, incluso, deberían adoptar la sociedad como la total honestidad. Sin embargo, veo cosas como elecciones a puta, a marimacho o a adúltero, un negro que parece más andaluz que negro, un tipo que cambia personajes, un suicida en potencia, o relaciones sexuales donde dan a la luz a los 10 minutos y dan ganas de decir "que me lleven de fiesta allí, porque se lo pasan muy bien".

Aunque por estas líneas pueda parecer que la película no me ha gustado, al contrario. Ese es precisamente el punto fuerte de la película. Sus cómicos desvaríos. Una película de estas características se agradece ver de vez en cuando para pasar un buen rato. En sus casi 110 minutos de metraje, uno disfruta, ríe o se queda con cara de WTF? ante las escenas que ve, y ese aspecto, el transmitir lo que esta pasando al espectador, siempre es un punto importante para valorar de manera positiva una película.

El reparto, como he dicho antes, es de relumbrón y se ve que lo son por algo. Dan el pego como los vecinos del pueblo. Y el director tiene margen para lucirse por las escenas que se ven, que no son fáciles de saber llevar.

En conclusión, este delirio digno de un guionista hasta arriba de marihuana, es, en realidad, un sano ejercicio de cine cómico donde el espectador difícilmente sentirá indiferencia (a no ser que donde resida se monten fiestas mejores). Y además, es cine español, por lo que, una vez más, el cine ibérico da muestras de que puede 'dar a luz' buenas películas.