Justo ayer mismo vi la versión Disney de 'Peter Pan' y hoy tocaba ver la secuela 'espiritual' de aquel filme de 1953, donde Pan es ahora un abogado casado con hijos. No suena muy alentador de entrada, pero estamos hablando de Steven Spielberg, que de entretener (y entretener bien) sabe un poco.

Esta vez las aventuras de Pan serían en acción real contando con un reparto prácticamente inmejorable. Robin Williams, Dustin Hoffman y Bob Hoskins creo que son las elecciones justas para encarnar a sus respectivos personsajes, no solo porque son magníficos actores (desgraciadamente, Hoskins y Williams lo eran), sino porque enfundados en el vestuario y maquillados para la función dan totalmente el pego. Ni un pero en este aspecto donde hasta Julia Roberts no me ha parecido para haberla nominado a un Razzie.

En el apartado visual y sonoro (dirección artística, fotografía, banda sonora...) rentabilizaron cada dólar. Una cinta cuidada hasta el más mínimo detalle, como no se puede esperar de otra manera por el 'Rey Midas', aunque no voy a obviar que hay algunos planos sueltos que cantan. Nada, eso sí, para echarse las manos a la cabeza.

Si bien la cinta no es perfecta (quizás le sobraba algo de duración y Nunca Jamás creo que debería mantenerse como un lugar de fantasía en lugar de ponerse a jugar a béisbol. Entiendo por que pasa, pero hay cosas que deberían quedarse fuera para no romper el misticismo de Nunca Jamás), creo que es una continuación extra-oficial más que decente que demuestra que con buen tino se puede honrar el legado de la animación, cuando no siempre es el caso.