El género del western dio mucho a Clint Eastwood gracias a que empezó a ser conocido por la serie de TV 'Rawhide' (1959-1965) y catapultado a la fama mundial por la trilogía del dólar y era justo que todo lo que le dio el género a Eastwood se lo devolviera. Eso empezó cuando dirigió cintas como 'Infierno de cobardes' o 'El fuera de la ley' culminando con la oscarizada 'Sin perdón', su último trabajo dirigiendo una película de este género, aunque antes de llegar a eso pasó por interpretar al personaje que protagoniza el título del largometraje.

Eastwood interpreta a un predicador de un pasado oscuro insinuado, pero nunca dicho con todo lujo de detalles. El actor pone todo su carisma interpretativo y su método de decir mucho con pocos gestos al servicio de la cinta marcando un estilo de como llevar a la vida a un vaquero o, en este caso, a un hombre de fe que en otros tiempos fue alguien con el que no deberías toparte. No hay duda de que el papel es hecho a su medida, pero él pone el resto.

No diría que esta es el mejor trabajo firmado por el ya nonagenario actor/director/productor/compositor/leyenda cinematográfica; esos puestos de honor son para 'Million Dollar Baby', 'Mystic River' y 'Sin perdón'. En esta ocasión se contempla ya una madurez para rodar con un guion que discurre a veces con el piloto automático que trata sobre venganza. No venganza personal, sino venganza de un poblado sobre la gente que quieren echarlos para sus planes.

A pesar de todo, 'El jinete pálido' no está muy lejos del top de mejores filmes dirigidos por Clinton Eastwood, Jr. porque sin tener realmente argumentos de peso para gustarme hasta tenerme rendido a sus pies la interpretación de Clint, la banda sonora de Lennie Niehaus, los paisajes vistos durante el metraje y una historia bien ejecutada hacen de este largometraje una de esas que sin duda alguna merecen el beneficio de la duda.