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España España · Granada
Voto de Nadja:
8
Thriller. Drama Arthur Fleck (Phoenix) vive en Gotham con su madre, y su única motivación en la vida es hacer reír a la gente. Actúa haciendo de payaso en pequeños trabajos, pero tiene problemas mentales que hacen que la gente le vea como un bicho raro. Su gran sueño es actuar como cómico delante del público, pero una serie de trágicos acontecimientos le hará ir incrementando su ira contra una sociedad que le ignora. (FILMAFFINITY)
8 de diciembre de 2019
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si en las anteriores versiones de Joker se optó por retratar a un personaje meramente humorístico o terrorífico, en esta nueva versión se opta por un retrato humanista, de un personaje con el que podemos llegar a empatizar y con el que no marcamos una distancia prudencial. El drama de Arthur Fleck nos resulta demasiado cercano y sus desventuras nos recuerdan la maldad palpable y presente que emana constantemente la sociedad en la que vivimos. Además de presentarse abiertamente como una crítica contra la sociedad en la que vivimos, expone su rechazo al sistema sanitario actual y a la filosofía del positivismo(que nada ayuda a los que necesitan algo más que frases motivadoras para enfrentar el duro día a día que se les presenta cada mañana).


Joker, se erige como uno de esos antiguos films de los setenta, que tenían la valentía de atreverse a indagar en un territorio inexplorado que bien puede causar el rechazo y el malestar de las mentes más estrechas y cuadriculadas, pero que no tienen miedo de mostrarse ante los demás tal y como son. Visionándola no puedes evitar acordarte de otros films como ‘’El club de la lucha’’ o ‘’Taxi Driver’’ con los que tiene muchas referencias y a los que hace guiños constantes

La última cinta de Todd Phillips no es una película de super héroes al uso. Ni del nacimiento de los héroes o los villanos.Se trata de un retrato minucioso y detallado de lo que somos como sociedad. De los monstruos que creamos al negarle a los más vulnerables y frágiles la atención, los cuidados y la comprensión que necesitan. Esos que por su condición física o mental son constantemente humillados, vejados, golpeados y arrastrados bajo las ruedas de un sistema que se toma sus trastornos a chiste, que convierte el dolor ajeno en una parodia, que no sabe aceptar lo que es diferente. Un sistema que los obliga a disparar o ser disparados, sin más opciones. Sin más dilación....

Porque el Joker no es Arthur Fleck, un hombre que padece un trastorno que lo hace reír a carcajadas en los momentos más dramáticos de su vida. El joker no es esa figura triste y cabizbaja que deambula por la vida siendo la presa fácil de quienes buscan arrojar su furia contra el que creen más débil. El joker somos nosotros. Los que convertimos a un inadaptado que se esfuerza por pertenecer a un sistema que lo repudia, en un criminal. Todd Phillips nos señala con el dedo y su mirada hace que se nos remuevan las entrañas. Todos somos culpables en mayor o menor medida de convertir al otro en un paria para la sociedad. Con nuestra indiferencia, rechazo o mofa. Todos hemos contribuido a crear un escalón que conduzca a la locura a miles de Arthur Flecks. Con un simple me gusta o reproducido a un video de youtube o una mirada de desdén en el metro. Hemos olvidado ser amables, cálidos y respetuosos con el otro. Y ese es nuestro mayor fallo como sociedad. Porque solo cuando nuestro protagonista comprenda que ese mismo sistema que lo forzaba a sonreír constantemente y a entretenerlo, esa sociedad en la que se había visto forzado a entrar con duros esfuerzos, no puede ni quiere aceptarlo, será cuando comience a aceptarse así mismo tal y como realmente es y a dar rienda suelta a sus impulsos más primarios.


El Joker no solo tiene un guion prodigioso, también le acompaña una fotografía exquisita y un trabajo de dirección sublime en cuanto a ángulos y a retrospectivas. Se observa el cuidado por el detalle y lo minucioso que esconde cada escena. Unido a ello, podemos apreciar un gran trabajo con el color. Junto a nuestro protagonista, recorremos una ciudad sombría y gris cargada de oscuridad y patetismo que solo empieza a encontrar luz y color cuando Arthur se acepta tal y como es, cuando no se fuerza a obtener un sueño del que nunca fue parte. Entonces asistimos a un estallido de colores sin igual que nos hace participes de las emociones de Arthur y nos convierte en otro payaso más, deseando ver arder una ciudad llena de monstruos. Porque Arthur sin quererlo se presenta como el Mesías de toda una comunidad de desheredados, rechazados por la sociedad como él.


Es realmente curioso comprobar cómo llegamos a empatizar con Arthur y a perseguir sus objetivos, aunque estos lleguen a ser brutales y violentos. Junto a él se alza otra figura bastante interesante, un simple claroscuro que no llegamos a intuir demasiado bien pero que se contrapone a su personalidad, queriendo decirnos lo terriblemente equivocados que hemos estado durante todo el visionado. Un enano, compañero de males de Arthur, será esa excepción a la regla que nos hará preguntarnos si verdaderamente existen la maldad y la bondad innatas en los seres humanos.


Sin embargo y a pesar de todo habrá gente que no entienda el chiste como bien nos enuncia el final de la cinta. Personas que no vean el sufrimiento que puede esconderse tras una estridente carcajada y la ira convulsionada que se abre paso a dentelladas a través de un mutismo y una apatía desoladoras. Todo por no encontrar la palabra adecuada, el afecto necesario, la calidez humana que te permite escapar de un entorno desolado.


Si me dicen que el tío que dirigió ''Resacon en las vegas'' le va a dar tantos puñetazos a las conciencias de cientos de personas, no me lo creo. Todd Phillips ha resultado ser un director mucho más interesante de lo que pensaba. Su primera película dramática nos muestra un amor inmenso por el cine. Cada plano, cada ángulo, cada secuencia de Joker son una muestra de ello..
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Nadja
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