Siempre tengo miedo de antemano ante productos audiovisuales super ultra hypeados por el mainstream. Cuando acecha la maldad es otra víctima de este mal. Lamentablemente las altas expectativas se desinflaron a los pocos minutos. Con decir que se me hizo larga, sobre todo la media hora final, tratándose de una cinta de hora cuarenta, lo digo todo.
Empezando porque la trama que nos narra es de lo más convencional posible y encima bebe de varios filmes de renombre, la propuesta no me logró convencer ni conmover, no terminé de entrar nunca en la historia. La desconexión fue intermitente durante toda la cinta. Tal vez alguna que otra escena es destacable, pero integralmente no hay cohesión. Falla de un guion perezoso enfocado en provocar más que en atrapar.
El problema más grande que tiene es que hay que hacer demasiada fuerza y ser cómplice de situaciones que carecen de verosimilitud, de escenas super frenéticas demasiado producidas y cargantes, de actuaciones y reacciones de los protagonistas hiperbólicas, desmesuradas e injustificadas, sino también que, en general, todo deambula en el amateurismo y, además, carece de total conexión con la trama y las motivaciones de los afectados.
La narración es decente, juega dentro del terreno típico del misterio-horror, pero nada más, no llega a impactar, no conmueve, no te interpela para nada, no produce interés ni rechazo, solo es una muestra gratuita de violencia con muy buen impacto gráfico, pero se estanca ahí.