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España España · Barcelona
Voto de Bouns:
6
Drama. Comedia Película sobre el popular cantante palestino Mohammad Assaf, desde su niñez a su etapa adulta, y su vida en Gaza hasta su triunfo en el concurso de talentos 'Arab Idol'. (FILMAFFINITY)
18 de julio de 2016
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hany Abu-Assad es un director palestino a tener muy en cuenta, con gran proyección. Autor de dos obras importantes que fueron nominadas al Oscar a mejor película de habla no inglesa, Paradise Now y Omar, es un director que aprovecha siempre para plasmar en sus películas una mirada crítica con la dura situación de su país, y las injusticias que sufre.
Es por ello que sus fans puedan quedar algo sorprendidos con su nuevo film, Idol, donde el director palestino muestra su parte más sensible en un film de una gran carga emocional. Pero en el fondo su mirada crítica sigue bien presente, diseccionando Gaza de una forma distinta. La voz oprimida del pueblo palestino a través de la historia real de Mohammed Assaf.

La historia es narrada mediante dos saltos temporales, en primer lugar se centra en una parte importante de la infancia de Mohammed Assaf, y posteriormente ya en su edad adulta, cuando decide presentarse al concurso Arab Idol a cualquier precio, a pesar de los obstáculos.

Se trata de una historia basada en hechos reales, una historia de superación, junto a la gran presión además de cargar con la ilusión de todo un pueblo. El film viene a ser a su vez una especie de metáfora sobre la voz del pueblo palestino.

Los inicios de la carrera musical del protagonista empiezan ya en su infancia, cuando su hermana les insta a crear una banda, a pesar de las grandes dificultades de conseguir instrumentos en dicho entorno en el que viven, y de los problemas personales y sociales.
“Prefiero limpiar mi riñón, que limpiar mi casa.”

Y de telón de fondo, cuando nuestro protagonista ya es adulto, tenemos la Gaza del 2012. Ruinas por doquier, una mirada de la ciudad devastada. Y unos chavales haciendo parkour entre las ruinas. La cruda realidad de Gaza con sus calles polvorientas y el bloqueo de Israel están latentes siempre en el trasfondo. Y en el fondo, la realidad supera la ficción, y es que a día de hoy Assaf Mohammed sigue necesitando un permiso especial para entrar o salir de Gaza, a pesar de haber sido nombrado embajador de la paz en la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo, una organización de las Naciones Unidas que proporciona y atiende el desarrollo, la educación, la salud, los servicios sociales y la ayuda de emergencia a más de cuatro millones de refugiados palestinos.

La película en su conjunto es un poco irregular, pero merece la pena ser vista porque ante todo es honesta, y demuestra que de los escombros de la guerra todavía pueden surgir películas encantadoras como ésta.
“Yo solo quiero que mi voz y la de mi pueblo sea escuchada.”

https://revista.tviso.com/idol-la-voz-oprimida-del-pueblo-palestino/
Bouns
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