Desfasada película de acción de corte catastrofista tan del gusto del público durante los setenta. Charlton Heston encarna a un policía encargado de la seguridad de un estadio de fútbol americano en el que un loco psicópata se ha colado y apostado en una de las torres del estadio con un rifle de repetición amenazando al público el día de la final.

Unos secundarios de lujo interpretan a los blancos del asesino con sus particulares historias que van desarrollándose rutinariamente antes del clímax final con el francotirador disparando a todo dios. John Cassavetes interpreta al jefe de la unidad SWAT encargada de reducir al asesino. Una unidad por cierto, bastante torpe y no tan eficiente como presumen.

Cuando la vi de pequeño me gustó mucho pero en una segunda revisión me ha decepcionado del todo. Es bastante larga y a ratos se hace pesada, sólo hacia al final cuando el francotirador se pone en acción la cosa cobra cierto interés. Eso sí, jamás en la historia del cine, la policía había actuado con tanta torpeza.