Ya sabíamos que cuando en Hollywood encuentran un filón -llámese adaptaciones de cómics, películas de psicópatas, visiones de la guerra, gángsters o westerns- se dedican a exprimirlo hasta que el limón ya no da ni una gota de zumo. En esa implacable carrera, por pura lógica los productos más deseados son los del público familiar, ya que en teoria pueden disfrutarlos de los más pequeños a los más grandes. Tras "Harry Potter", hemos visto intentos de comenzar sagas cinematográficas que originarían rentables franquicias donde agarrarse, desde la película al completo merchandising, tales como "Las Crónicas de Narnia", "La brújula Dorada" y algunas otras más. "Las crónicas de Spiderwick" se suma a esta retahíla de títulos, replicando casi los mismos parámetros: un libro oculto que desvela un universo mágico, unos niños que descubren ese universo, sus propios problemas familiares, y por supuesto, la lucha con trasgos, duendes y todo tipo de criaturas fabulosas. Todo está presente en esta película, cuyo mayor defecto es el cambio de tono: por un lado tiene una vertiente demasiado infantil, casi ñoña, y por el otro tiene las secuencias de acción con monstruos más terroríficas de todo este tipo de pelìculas -tuve oportunidad de comprobarlo en una sala repleta de niños, que mientras aparecían los "bichitos buenos" estaban encantados, pero que cuando aparecía Mulgarath (el ogro malo) y sus secuaces, permanecían estupefactos, muertos de miedo, por no decir llorando a moco tendido del pánico. El producto final está cuidado, pero insisto, no es más que otra aportación más a este intento de captar el público infantil, y no añade sustancialmente nada a este tipo de cine, ubicado como un regalo de vacaciones para los más pequeños, que seguro que al salir de la sala le pedirá a sus padres que le lleve al centro comercial más cercano para que le compre el videojuego de Spiderwick, los muñecos de Spiderwick, el libro mágico de Spiderwick... y a pasar por caja.