De vez en cuando es gratificante dedicar una hora y pico a un despropósito de proporciones bíblicas simplemente para el echarse unas risas entre colegas. Y que menos que la nueva y resplandeciente ¿película? de Bruce Willis, que lleva años deleitándonos con verdaderas obras maestras de la cutrez. Aquí el argumento no importa (simplemente no existe) y en cuanto a las interpretaciones destaca sobre manera la rubia a lo Harley Quinn pero de marca blanca. Lo dicho, unas cervezas, unas risas y a esperar la nueva del bueno de Bruce que película a película se supera cada vez más. Da hasta lastimilla contemplar a nuestro querido Bruce arrastrarse de esta manera por estos infames subproductos. A esperar con impaciencia la nueva, que todos los años 2 o 3 como estás caen. La diversión está asegurada.