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Voto de Noodles:
9
8,2
154.116
Drama
Wladyslaw Szpilman, un brillante pianista polaco de origen judío, vive con su familia en el ghetto de Varsovia. Cuando, en 1939, los alemanes invaden Polonia, consigue evitar la deportación gracias a la ayuda de algunos amigos. Pero tendrá que vivir escondido y completamente aislado durante mucho tiempo, y para sobrevivir tendrá que afrontar constantes peligros. (FILMAFFINITY)
16 de marzo de 2022
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sin duda 'El Pianista' es la gran obra maestra de Roman Polanski y una de las mejores representaciones del Holocausto en el cine. Narra la historia basada en hechos reales de Wladek, un humilde pianista judío cuya vida se ve trastocada cuando en 1939 el ejército nazi invade Varsovia. Él y su familia son obligados a abandonar su hogar y a instalarse en un gueto judío, donde comenzará la barbarie y la huida del horror de nuestro protagonista.
Adrien Brody da vida a este pianista en el que es el papel de su vida. Una interpretación magnífica que fue condecorada merecidamente con el Oscar, siendo además el actor más joven en conseguir la estatuilla. También destacan todas las actuaciones secundarias, muy creíbles y conseguidas, que ayudan a que el espectador se sumerja en esta dura y emotiva historia.
Mencionar el inmejorable uso de la cámara. A través de ella y de las interpretaciones la película consigue su propósito; trasladarnos al infierno que tuvo que vivir Wladek para intentar escapar del genocidio nazi. Mediante cada plano sentimos la ansiedad, la desesperación y el pavor del protagonista. Sentimos con él el frío, el hambre y su consecuente deterioro físico y mental. Realmente la película transmite el terror y la angustia de sobrevivir en aquella situación, y la crudeza con la que la vida se tambaleaba sobre la muerte para cualquier judío.
De las cosas que más me gustan de esta película es que en ningún momento se intentan hacer juicios de valor. Se deja todo el rato al espectador que saque sus propias conclusiones incluso en el final.
Adrien Brody da vida a este pianista en el que es el papel de su vida. Una interpretación magnífica que fue condecorada merecidamente con el Oscar, siendo además el actor más joven en conseguir la estatuilla. También destacan todas las actuaciones secundarias, muy creíbles y conseguidas, que ayudan a que el espectador se sumerja en esta dura y emotiva historia.
Mencionar el inmejorable uso de la cámara. A través de ella y de las interpretaciones la película consigue su propósito; trasladarnos al infierno que tuvo que vivir Wladek para intentar escapar del genocidio nazi. Mediante cada plano sentimos la ansiedad, la desesperación y el pavor del protagonista. Sentimos con él el frío, el hambre y su consecuente deterioro físico y mental. Realmente la película transmite el terror y la angustia de sobrevivir en aquella situación, y la crudeza con la que la vida se tambaleaba sobre la muerte para cualquier judío.
De las cosas que más me gustan de esta película es que en ningún momento se intentan hacer juicios de valor. Se deja todo el rato al espectador que saque sus propias conclusiones incluso en el final.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Entre las muchas memorables escenas que abundan en esta cinta, tengo que resaltar y extenderme en la del encuentro entre Wladek y el oficial nazi en la casa en ruinas. Esta escena supone un punto de inflexión en la historia, y aunque el personaje del oficial solo aparece durante la última media hora es uno de los elementos más importantes de toda la trama.
Es una de mis escenas favoritas de todos los tiempos. A nivel personal me impactó mucho la primera vez que la vi, y me sigue impactando cada vez que la vuelvo a ver. La frialdad inicial del oficial cuando se queda parado enfrente de Wladek. La incertidumbre del protagonista y nuestra ante cuál va a ser la reacción del nazi al verlo en esa casa en ruinas escondido. Como un consumido Wladek, a petición del oficial, comienza a tocar el piano (Balada nº. 1 de Chopin, opus 23). Ante la majestuosidad con la que Wladek toca la pieza, el oficial no puede sino sentarse y simplemente escuchar la música. Durante los 4 minutos que dura la melodía se nos introduce en la mente del oficial, y el director juega a que imaginemos sus pensamientos; ¿De verdad toda esta guerra tiene sentido? A partir de entonces, decide ayudar a Wladek y proporcionarle comida.
Aquí es cuando por fin, tras 2 horas de película, vemos los primeros signos de humanidad en el bando enemigo. El oficial ha encontrado la belleza en lo más desolador. Wilm Hosenfeld es el nombre real del capitán nazi que ayudó a Wladek y a muchos otros judíos. Más sorprendente es saber que esta escena ocurrió tal cual se representa, con el pianista polaco tocando esa misma pieza musical. En palabras del verdadero Wladek Szpilman, "Hosenfeld fue el único ser humano con uniforme alemán que yo conocí".
Qué media hora final. Qué tristeza e impotencia cuando Wladek, una vez ha terminado la guerra, no puede encontrar a aquel oficial que un día le salvó la vida y que ahora está recluido en algún campo de concentración desconocido. Lo peor y lo mejor del ser humano.
Es una de mis escenas favoritas de todos los tiempos. A nivel personal me impactó mucho la primera vez que la vi, y me sigue impactando cada vez que la vuelvo a ver. La frialdad inicial del oficial cuando se queda parado enfrente de Wladek. La incertidumbre del protagonista y nuestra ante cuál va a ser la reacción del nazi al verlo en esa casa en ruinas escondido. Como un consumido Wladek, a petición del oficial, comienza a tocar el piano (Balada nº. 1 de Chopin, opus 23). Ante la majestuosidad con la que Wladek toca la pieza, el oficial no puede sino sentarse y simplemente escuchar la música. Durante los 4 minutos que dura la melodía se nos introduce en la mente del oficial, y el director juega a que imaginemos sus pensamientos; ¿De verdad toda esta guerra tiene sentido? A partir de entonces, decide ayudar a Wladek y proporcionarle comida.
Aquí es cuando por fin, tras 2 horas de película, vemos los primeros signos de humanidad en el bando enemigo. El oficial ha encontrado la belleza en lo más desolador. Wilm Hosenfeld es el nombre real del capitán nazi que ayudó a Wladek y a muchos otros judíos. Más sorprendente es saber que esta escena ocurrió tal cual se representa, con el pianista polaco tocando esa misma pieza musical. En palabras del verdadero Wladek Szpilman, "Hosenfeld fue el único ser humano con uniforme alemán que yo conocí".
Qué media hora final. Qué tristeza e impotencia cuando Wladek, una vez ha terminado la guerra, no puede encontrar a aquel oficial que un día le salvó la vida y que ahora está recluido en algún campo de concentración desconocido. Lo peor y lo mejor del ser humano.