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Voto de Sergio Berbel:
10
Drama Aleix, un profesor interino asume la tarea de ser tutor de una clase de sexto de primaria en un pueblo completamente desconocido para él. Cuando descubre que tiene que reintegrar a un alumno enfermo en el aula, se encuentra con un problema inesperado: casi ninguno de sus compañeros quiere que vuelva a clase.
30 de noviembre de 2021
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pareciere a veces que el cine francés tuviera la exclusividad sobre la docencia y el complejo milagro en equilibrio que ocurre en el interior de un aula. Pero no es así. “Uno para todos” de David Ilundain es un maravilloso ejemplo de que sabemos hacerlo los demás con una honestidad, profundidad, coherencia y sensibilidad incluso superior a la de la cinematografía gala.

Desde luego que estamos ante una película de visión imprescindible para todos los que somos docentes, pero también para todo ser humano, porque “Uno para todos” va mucho más allá de lo que ocurre dentro del aula, del intercambio de conocimientos y convivencia que tiene lugar en su seno, de las difíciles relaciones entre alumnos y profesor, para dar una vuelta de tuerca al género y mostrarnos en primer plano la durísima y casi inasumible vida del profesor interino que va cubriendo bajas temporalmente por cualquier punto de destino al que es enviado por unos meses.

El gran acierto de la película de David Ilundain y lo que la hace trascender entre las de su género es precisamente doble: asomarnos a los entresijos vitales de un interino y que toda la cinta se confíe para ello en las manos de David Verdaguer, que nos lega una interpretación sublime y difícilmente olvidable porque, más allá de interpretar al docente, se encarna en él mismo con una verosimilitud apabullante, con sus luces y sus sombras, motivo por el que acaba resultando creíble, porque no estamos ante un personaje de una sola pieza, sino ante un ser humano complejo.

Aleix llega a un remoto pueblo aragonés para sustituir durante tres meses a una profesora de baja por un embarazo de riesgo. Se enfrenta sin conocer y sin preparación previa a unos alumnos que no lo esperan, cada uno arrastrando sus propias cargas personales y familiares, especialmente Carlos, un menor aquejado de cáncer que va a volver a clase después de una larga estancia hospitalaria y, precisamente cuando ello va a ocurrir, se descubre que sus compañeros no quieren que vuelva.

Pero David Verdaguer no afronta solo tamaño reto interpretativo, sino que está perfectamente secundado por la siempre espléndida Patricia López Arnaiz y, lo que es mucho más importante, por un elenco de adolescentes que dan lo mejor y más auténtico de sí mismos para que la película resulte tan absolutamente fidedigna como termina siendo.

La preciosa música original de Zeltia Montes ayuda a conjuntar el milagro de hacer de esta modesta propuesta una gran película de visión obligatoria.
Sergio Berbel
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