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Voto de Sergio Berbel:
9
Drama. Intriga. Thriller Tom Ripley (Matt Damon), un joven empleado de una empresa de servicios de Manhattan, pide prestada una chaqueta de Princeton para tocar el piano en una fiesta. Cuando el rico propietario de la casa charla con él, Ripley le hace creer que es amigo y compañero de universidad de su hijo Dickie (Jude Law); entonces, el padre ofrece a Tom mil dólares si va a Italia y convence a Dickie para que regrese a casa. Cuando conoce a Dickie, que es ... [+]
27 de julio de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es evidente que la hicieron para mí. Desde la adolescencia, siempre he estado fascinado por la oscuridad agreste de Patricia Highsmith como persona y como novelista. Sus “Extraños en un tren” o “Carol” siempre me apasionaron (por cierto, dieron lugar a dos de las más grandes películas de la historia del cine, las homónimas de Alfred Hitchcock y Todd Haynes, respectivamente). Pero entre toda su creación literaria, el personaje que más me enganchó fue Tom Ripley, ese malo absoluto que siempre quieres que gane la partida, que todo le salga bien, que no haya obstáculo que no destroce para llegar a la meta, que no tenga escrúpulos ni moral ante nada ni ante nadie… Pocos antihéroes de ese calado.

Y resulta que hace 20 años (cumple ya 20 años) se estrena en cines la novela que más me gusta de Tom Ripley (“El talento de Mr. Ripley”), dirigida por el enorme Anthony Minghella (un artesano de esos que, desde la humildad, empuja las fronteras del cine con obras maestras de la dimensión de “El paciente inglés” o “Breaking and Entering”). Pero la cuadratura del círculo viene cuando conozco que Ripley será interpretado por Matt Damon (el acierto de casting no puede ser más descomunal, el mejor Ripley jamás habido) y el reparto se completará con Jude Law, Gwyneth Paltrow, Cate Blanchett y Philip Seymour Hoffman (clavando, como siempre cum laude. un personaje despreciable).

La ambigüedad moral que la obra de Patricia Highsmith consiguió por encima del resto, la confusión de la línea entre el bien y el mal, el ambiente malsano, la ausencia de personajes buenos, la ruptura de estereotipos por explosión de las costuras… La genialidad de la obra literaria de Highsmith está respetada al milímetro y pulcramente por un profesional de la talla de Minghella.

Una película inquietante, que te tiene aferrado a los brazos del sillón en sesión continua, de una tensión que se masca, observando cómo una persona va dinamitando uno tras otro todos los obstáculos hasta llegar a convertirse en otra para ascender en el escalafón social. Sin límites ni prejuicio alguno, sin renunciar a ninguna vía legal o ilegal, como siempre fue Tom Rimpley. Como ocurre con los mafiosos de película, un malo malísimo al que se llega a amar y desear que todo le salga bien. Por eso es tan inmortal esta cinta.

Y, por supuesto, nos queda el “Tu Vuo´ fa L´Americano” de Carosone cantado por Matt Damon y Jude Law en una de las grandes escenas de la historia del cine.
Sergio Berbel
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