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Voto de Sergio Berbel:
9
Drama Un sofocante día de agosto de 1945, recién acabada la guerra en Europa, los habitantes de un pueblo se preparan para la boda del hijo de un funcionario del ayuntamiento. Mientras, dos judíos ortodoxos llegan a la estación de tren portando dos misteriosas cajas. El funcionario teme que los hombres sean hijos de los judíos que fueron deportados, que vienen a reclamar las propiedades que ahora tienen ellos de manera ilegal, perdidas por ... [+]
9 de enero de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
“1945”, del director húngaro Ferenc Török, es una gran película, bellísima estilísticamente y además necesaria. Porque, a través de una dura historia de un pequeño y recóndito pueblecito húngaro con ecos expresos y confesos a lo mejor del western clásico, trasciende y acaba planteando un tema universal, dado que, de lo que trata, finalmente, es de que las víctimas de cualquier conflicto bélico no sólo son despojadas de sus vidas, sino de también de sus bienes, que el ganador siempre se reparte sin piedad ni misericordia el patrimonio, el honor y la dignidad del derrotado.

Y esa justo es la historia que viene a contarnos el director húngaro: la de dos judíos misteriosos que vuelven en 1945 al pueblo de donde procedían y que hacen que se desate el pánico entre sus habitantes, dado que todos ellos se hicieron con los bienes de los judíos cuando fueron llevados a un campo de concentración pensando que nunca volverían.

Todo ello plasmado en una inquietante a la par que bellísima fotografía en blanco y negro, un metraje acertado y oportuno, unos personajes perfectamente dibujados y complejos, y una estructura de western clásico que arranca con la llegada del tren a la estación de donde se bajan los forasteros y que termina, lógicamente, con el mismo tren regresando sobre sus pasos.

Una estrategia netamente de western para una arrasadora historia sobre víctimas y verdugos en la Hungría en la que, recién acabada la guerra, se pasó de la injusticia de la ocupación nazi a la injusticia de la ocupación soviética.

Inteligente y provocadora premisa que es capaz de mostrar lo peor del ser humano, lo más vil y mezquino, que supone un buen porcentaje de la naturaleza humana. Y cuanto más rico era el habitante del pueblo, más temía la vuelta de la familia judía porque aquel despojo, de paso, les sirvió para aumentar más y más sus diferencias de clase respecto al proletariado.

Todo ello fundado en una preciosista fotografía en blanco y negro (con ecos a “La cinta blanca” de Michael Haneke, y no sólo en lo estético, dado que tiene incluso una coincidencia con una de sus secuencias en el granero), compone una cinta ciertamente notable sobre un tema que debe conocer la sociedad. Una cinta que bebe directa y expresamente de Haneke, Lars Von Trier o Ingmar Bergman, ahí es nada, y lo hace con dignidad y de forma consecuente.
Sergio Berbel
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