Segunda parte de los pájaros furiosos que sigue uno de los caminos habituales en el mercado de secuelas: unir a los antiguos enemigos para enfrentarse a un nuevo adversario que, probablemente, en la inevitable tercera entrega será un nuevo aliado, etc, etc… El modelo “Fast and Furious” en versión aviar que, dado lo exitoso que se ha mostrado en términos comerciales y de longevidad, sería injusto recriminar a nadie por mantenerlo.

Para lo bueno y para lo malo, “Angry birds 2” mantiene una línea completamente continuista, así que los chavales que disfrutaron con las andanzas de Red y compañía deberían encontrar igual de divertidas unas nuevas aventuras que, de nuevo, poco tienen que ver con el juego en el que se basa más allá de usar el nombre de la franquicia y mantener el concepto de pájaros contra gorrinos. Pero como es un segmento de edad al que un juego anterior al fugaz “Among Us” le debe sonar a prehistoria, no valorará negativamente lo genérico de las historias y la escasa relación con la matriz. Por el mismo motivo, es probable que un espectador que pase de la veintena encuentre un tanto infantiles las tramas y los chistes y no creará vínculos emocionales con la saga, por mucho que en esta entrega alguien haya tenido el buen ojo de colocar en escena y usar tirachinas sin venir a cuento, por el simple hecho de estrechar lazos.

En lo que se refiere a la película en sí, está bien hecha y se nota buena mano en lo artístico. Para el doblaje se han escogido a famosos en papeles de relevancia pero no cabe hablar de intrusismo, porque tienen todos amplia experiencia, aunque por algún motivo se produce una curiosa circunstancia. Santiago Segura es cien veces mejor actor que José Mota… pero a la hora de los doblajes, Mota funciona cien veces mejor. El gorrino doblado por Trancas (o Barrancas, no estoy seguro) también cumple de sobra, de todos modos cuento todo esto del doblaje como anécdota, porque el efecto es neutro. Lo que sí es relevante es que hay otra circunstancia curiosa: la película, es más divertida que su predecesora y conecta más y mejores gags exitosos, pero en conjunto es peor película. Muy desangelada. Evoluciona a patadas, mezclando las tramas sin suavidad, sin transición, acumulando sketches y situaciones cómicas sin demasiada cabeza. Con líneas argumentales, como la de los pollitos, que sobran totalmente y rompen el ritmo, pero que se han mantenido (cuando claramente pedían ser emancipadas a un corto o al montaje del director) bien por rellenar, bien por falta de valor para tomar la decisión de descartar trabajo realizado.

Al final, entretiene. Consigue arrancar alguna risa y eso es lo importante, pero también algún bostezo. Pasable.