Novedosísima historia sobre un viejo cascarrabias viudo sin relación con su hijo ni su nieta y que amarga a sus vecions y a cuantos le rodean. No, no es el señor Scrooge, sino Michael Douglas desintoxicado y estirado. De pronto, circunstancias imprevistas hacen que le endiñen el cuidado de su nieta (que resulta ser una niña adorable) y descubre que la vecina de toda la vida es una viuda de muy buen ver y muy buena disposición llamada Diane Keaton. La película narra los cambios que se van produciendo en sus sentimientos y en cómo redescubre la esperanza en el género humano y en la vida más allá del amargor. Lo nunca visto, vamos, y encima con ambientación de telefilme y recubierta de una gruesa capa de almíbar... casi mejor lo dejo aquí porque es fácil caer en spoilers acerca de como, topicazo tras topicazo, termina la relación con su vecindario, con su familia y con Diane Keaton.

Agradable a la vista, amable al oído y dulce al paladar, pero insana como un alfajor de dulce de leche. Ojo, que engorda. Si andáis buscando alguien que os haga un vídeo de boda romanticón, poneos en contacto con el equipo técnico de la película.