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España España · Sunset Boulevard
Voto de Cineaste:
6
Comedia. Drama Helsinki. El joven Khaled llega oculto en un barco de carga procedente de Siria. Su solicitud de asilo es rechazada, pero decide quedarse de todos modos. Mientras, un gris comercial cincuentón llamado Wikström decide cambiar su vida y abrir un decadente restaurante. Sus caminos se cruzarán cuando una tarde Wikhström se encuentra a Khaled en la puerta de su restaurante y, emocionado, decide ofrecerle techo, comida y trabajo. Pero el ... [+]
17 de noviembre de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Creo que muchos han remarcado, con gran acierto, el interés y la necesidad temática de una película que se atreve a exponer ante la gran pantalla un tema tan candente como de actualidad que muchas veces pasa injustamente de puntillas por nuestras vidas. Al menos aquí, queda grabado para la posteridad unos hechos no tan olvidados por Aki Kaurismäki, director finés con un estilo propio muy marcado, continuando la misma línea direccional que pudimos observar en obras como: “Contraté a un asesino a sueldo” (1990), “Nubes pasajeras” (1996), “Un hombre sin pasado” (2002) o la infravalorada “Luces al atardecer”, del año 2006.

La idea de plasmar la aceptación social e institucional por parte de las sociedades occidentales hacia los refugiados, se expresa de una manera inteligente a través de la relación entre Wikström y Khaled. Ambos personajes deciden dar un paso adelante en sus vidas partiendo de diferentes lugares, de tal modo que la yuxtaposición de un hombre aburrido en una sociedad protegida frente a un hombre asustado ante una sociedad invadida, se maneja con tal agilidad que podemos apreciar la fortuna de uno – a través del juego incluso -, contra el infortunio de nuestro protagonista, al punto de necesitarse mutuamente en busca de un objetivo común: cambiar sus vidas para siempre.

Sin embargo, la pericia argumental choca frontalmente con la manera de contar las coas de Kaurismäki. En una historia de estas características, el hecho de llenar la pantalla de planos horizontales, en un estilo simplista hasta carecer de emoción al punto de que los actores puedan llegar a parecer autómatas, da lugar a una realización fría y distante, demasiado seria y lineal para el material que se trae entre manos. De todos modos, a estas alturas no vamos a engañarnos ante un tipo que siempre ha sido fiel al mensaje directo y crudo envuelto en sencillez. Juzguen ustedes si traspasan esta aduana.
Cineaste
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