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España España · Barcelona
Voto de Eduardo:
7
Thriller Dominika Egorova (Jennifer Lawrence) es reclutada contra su voluntad para ser un “gorrión”, una seductora adiestrada del servicio de seguridad ruso. Dominika aprende a utilizar su cuerpo como arma, pero lucha por conservar su sentido de la identidad durante el deshumanizador proceso de entrenamiento. Hallando su fuerza en un sistema injusto, se revela como uno de los activos más sólidos del programa. Su primer objetivo es Nate Nash ... [+]
8 de marzo de 2018
11 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Francis Lawrence se hinchó de rodar videoclips hasta que se inició en el largo con Constantine. Mejor no lo hubiera hecho. Después, se convirtió en el lacayo del nefasto Will Smith y entre ambos arruinaron una de las mejores novelas de ciencia ficción de todos los tiempos, Soy leyenda. Lástima que triunfó en taquilla. Volvió a dar en la diana comercial con otra tontada, Agua para elefantes, y por fin le tocó la lotería con la saga Los juegos del hambre. Fui a ver Gorrión rojo resignado, y salí sorprendido: una buena película de espías, en el mejor estilo de John Le Carré, sin tracas de efectos especiales, ni escenas de acción (pocas y breves), ni postureos de salón. Tal vez un pelín larga, pero no me aburrí en ningún momento. Una sorprendente maduración. Oscura y tétrica en ocasiones, disecciona el mundo actual de las agencias de inteligencia, en que la Guerra Fría simplemente se ha disgregado en escaramuzas que, no obstante, abarcan el mundo entero. Impagables las secuencias en la escuela de entrenamiento rusa, con una Charlotte Rampling en pleno dominio de sus recursos, tan perversa como en Portero de noche. James Newton Howard ha dejado de imitar a Jerry Goldsmith, una buena noticia, y nos ofrece una banda sonora sinfónica de resonancias trágicas, a tono con lo narrado. Buena utilización de la cámara a lo largo del metraje, sin temblequeos ni bailes de San Vito.
Ya he hablado de Charlotte. Hablemos ahora de la estrella, Jennifer Lawrence. Por lo visto, también ha madurado. Nos depara una interpretación contenida, nada histriónica, convincente en todos los registros, ya tenga que mostrarse sexy, frágil, implacable o resentida. Para mis hermanos erotómanos, darles la buena nueva de que se desnuda por fin, pero poco y casi de refilón, pero lo que se ve causa buena impresión. La animamos a perseverar por el buen camino. Joel Edgerton siempre es un valor seguro, del mismo modo que Ciarán Hinds y Joely Richardson, pero Jeremy Irons... Nuestro Jeremy está soberbio en sus breves escenas, cada vez más grande, más oscuro, más sublime, pasada aquella mala racha en que aceptaba cualquier basura.
En suma, una muy agradable sorpresa, altamente recomendable. Salvo para adeptos del pimpampum.
Eduardo
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