No serán pocos los que reconozcan situaciones semejantes a las que se dan en el bar que frecuenta Buscemi en "Trees Lounge", somos muchos los que paramos de forma más o menos asidua a un bar, sin necesidad de ser alcohólicos, por quedar, por cultura, por los amigos. El actor protagonista, y aquí también director independiente, firma una de las películas más reales que te puedes echar a la cara, plagado de situaciones feas, rodeados de mediocridad a menudo, y con personajes que viven tan anclados a su copa que forman parte indispensable de ese ambiente. De hecho esos tristes alcohólicos son en parte los que crean el ambiente. Buscemi en concreto además, nos enseña lo que es tocar fondo, aunque creo que él sabe que aún puede caer más y más.

La realidad es la de "Trees Lounge", el que quiera ver tíos o tías buenas que se vaya corriendo, aquí el que no está hundido o en la ruina poco le falta, o tiene problemas con su pareja, o barriga cervecera, o una dentadura imperfecta, o vive al margen de la familia. Lo bueno sin embargo es que el drama no está servido como si enseñar esa tragedia humana fuera el objetivo de la película, aquí hay algo más que esa suma de problemas sin solución, no se trata de una borrachera infinita, no es el drama por el drama mismo. Buscemi arrastra una cantidad de malos rollos que parece mentira que se puedan reunir juntos en hora y media, pero al menos el tono es como poco agridulce, no es una comedia, no, pero mucho menos una tragedia.

La vida es así, bien lo sabemos los que vamos a los bares y siempre encontramos las mismas caras, los mismos gestos, como si fueran moléculas específicas, lo mismo aquí que en los USA o en Brasil, puertas adentro vas a encontrar a la misma gente tóxica. Aunque a menudo, por qué no decirlo, también pienso que los bares son un gran invento... Bares qué lugares, tan gratos para conversar...