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Cuba Cuba · Barcelona
Voto de Luisito:
6
Drama. Romance En 1958, Stevens (Anthony Hopkins), un perfecto mayordomo, viaja por Inglaterra. Ahora trabaja para un millonario americano (Cristopher Reeve) que es el nuevo propietario de Darlington Hall, mansión que vivió su etapa de mayor esplendor veinte años antes, cuando su dueño, un aristócrata británico, reunía en su casa a los personajes más influyentes de los años 30, una época crucial para el futuro de Europa. Esta circunstancia permitió a ... [+]
1 de abril de 2014
12 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
De las interpretaciones de Hopkins y de Emma Thomson sólo es posible hablar con exclamaciones, porque brillan, porque con su presencia elevan la calidad de cada escena cuando aparecen juntos, porque sencillamente es lo mejor de "Lo que queda del día". El contexto histórico es inmejorable, con los años 30 prebélicos en una Gran Bretaña que viéndolo todo venir encima permanecía estática y los posteriores años 50 de reflexión histórica sobre los hechos consumados. No hay ningún reproche acerca de las imágenes que James Ivory nos ofrece en una casa que parecía ser el centro de decisiones más importante no sólo para Europa sino para el planeta entero. Y al nivel de la casa, un servicio impecable con el mejor mayordomo que podría tener el mando.

El señor Stevens, gracias a la portentosa interpretación de Hopkins, es alguien cuya vida sumisa al trabajo lo hace especial, su existencia parece estar justificada sólo por el hecho de estar a la máxima altura de su trabajo. ¿Qué es lo que piensa?; eso podemos saberlo, intuirlo sin miedo a equivocarnos. ¿Qué es lo que siente?; eso es otra cosa, sabemos que está enamorado, lo intuimos y lo tomamos como cierto, está enamorado de la ama de llaves, no hay duda. La cuestión clave es el conflicto interior que padece por su incapacidad de gritar su sentimiento, de exteriorizarlo y no morirse por dentro. El señor Steven sobrevive con la terrorífica tortura de sentir y ser incapaz de ser consecuente con sus sentimientos. Cualquiera hubiera atacado el cuello de la Thompson, sin embargo su represión supone la muerte en vida.

Estas son las explicaciones que puedo dar para justificar mi disonante nota de "Lo que queda del día", le echo en cara al mayordomo su contención enfermiza, le echo en cara que no le tire los trastos a la mujer que ama y que se condene a sí mismo a la tristeza y a la pena. James Ivory firmó una bella película que merece todos los elogios, pero la composición interior del personaje que interpreta Hopkins me ha parecido terrible. Hablamos de alguien que se le muere el padre y no es capaz de mostrar apenas algún signo exterior de emoción, se aferra al trabajo y agarra la botella de licor para seguir sirviéndolo en las copas de los señores. ¿Padece por dentro?; seguramente... también amará, también llorará, pero verlo, lo que es verlo, eso nadie lo puede decir.

Así que ahí me quedo, no puedo decirlo mejor. Una película bonita, desde luego, pero con el protagonismo de alguien con una conducta tan especial como cuestionable.
Luisito
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