Del binomio protagonista la parte femenina es la que pone el nombre propio al título de la película, pero todos estaremos de acuerdo en considerar al capitán Gregg como la pieza clave para que la cosa funcione. Por su carisma, por su carácter y por la rareza insuperable de estar muerto, la película del gran Joseph L. Mankiewicz forma parte de una de esas raras excepciones que personalmente encuentro muy de tanto en tanto y que mezclan comedia con una historia de amor. Tantas veces he permanecido indiferente ante los sentimientos encontrados entre dos seres humanos vivos, lo que viene siendo lo común, que en esta ocasión, al tratarse de algo tan peculiar, no puedo hacer otra cosa que elevar la nota de "El fantasma y la señora Muir" casi hasta tocar techo.

Estoy de acuerdo en que los peinados de la señora Muir echan para atrás y que su desliz con el escritor es imperdonable, pero eso no hacen peor a la película. Por una parte la estética de esos primeros años del siglo XX enriquecen la película, vemos taxis que son carruajes, la luz funciona a gas y esos horribles peinados, pues sencillamente son de la época. Por otra parte, gracias al desengaño amoroso con el escritor la señora Muir se acomoda totalmente en esa casa, ya de forma fiel hasta el final de su vida, con el cuadro del capitán Gegg inamovible en la pared y con la duda de no saber si todo lo relacionado con él fueron sueños, imaginaciones o fue real.

Ay!! La frontera entre los muertos y los vivos y las disposiciones concretas de ser un fantasma dan igual, lo importante para Joseph L. Mankiewicz es que ese sentimiento nace entre ellos porque la química funciona, porque él es rudo y entrañable a la vez, porque ella posee una belleza incuestionable... El amor aquí es excepcional, es raro y por ello no me extraña que se trate de una película tan bien valorada.

Cuando el capitán habla de todo aquello que podrían haber visto juntos no he podido evitar estremecerme. Confieso que muy pocas películas clasificadas como comedias románticas me llegan a convencer, en este caso me rindo ante la pantalla porque se trata de una historia muy efectiva. Es buena hasta el punto que un declarado no seguidor del género (servidor) la recomienda a seguidores y no seguidores del género.