Haz click aquí para copiar la URL
Cuba Cuba · Barcelona
Voto de Luisito:
8
Drama 1945, vísperas de la rendición japonesa. En medio de una tensa atmósfera de guerra, el Doctor Akagi, médico de un pueblo pesquero en una de las islas japonesas, está consternado por la cantidad de personas que caen afectadas de hepatitis, primera causa de muerte en el desnutrido país. Ante esta grave situación decide implicarse para salvar su integridad profesional. Se alía con sus viejos colegas; un monje que ha colgado los hábitos, un ... [+]
31 de enero de 2022
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estamos en los últimos días de la IIªGM en Japón, momentos cruciales en la historia de un pueblo ante el que la mayoría de cineastas, japoneses o no, optaría por tomar el camino lógico de la languidez y la tristeza. Para aquellos que conozcan a Imamura no sorprende que sea él precisamente uno de los que durante los momentos más duros de la historia de su país se va a un lugar concreto, en un entorno rural, en una de sus islas, para ofrecernos una visión alternativa, libre y personal de sus gentes.

Imamura no es ningún necio, no nos plantea un Japón de sonrisas y alegría, los conceptos son los mismos y la realidad es ineludible: hay muerte, hay hambre, hay militares desquiciados, faltan suministros, la vida es una desolación absoluta y el futuro es poco más que una condena. Imamura no esconde la realidad, lo que hace es ofrecer otro punto de vista, transforma el melodrama y la tragedia en otra cosa, algo que él crea a través de muchos personajes que rodean al doctor hígado, nuestro protagonista, un abnegado profesional al que le da igual que sus pacientes sean pobres o estén lejísimos de su consulta.

Ese doctor sólo ve hepatitis a su alrededor, y puede que tenga razón, pero es un ejemplo del sutil humor negro que usa Imamura, si la película es enorme es porque es capaz de no negar que todos sean unos desgraciados y sin embargo a nosotros como espectadores nos parece otra cosa. Hay prostitución, hay hambre, hay violencia, hay desórdenes mentales y hasta la gran bomba en nuestras narices. Y sin embargo Imamura lo transforma y hace que parezca diferente.

¿Acaso algo así no es propio de un cineasta genial?; el cine de Imamura es asombroso, es tan personal que cualquier cinéfilo debería felicitarse por descubrirlo. Para gozarlo, para no pestañear.
Luisito
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow