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España España · Barcelona
Voto de Tithoes:
8
Thriller. Intriga Después de que la hija de 16 años de David Kim desaparece, se abre una investigación policial. Pero 37 horas más tarde y sin una sola pista, David decide buscar en el único lugar donde nadie ha buscado todavía y donde se guardan todos los secretos hoy en día: el ordenador portátil de su hija. David debe rastrear las huellas digitales de su hija antes de que desaparezca para siempre. Un thriller que se desarrolla en la pantalla del ordenador. [+]
30 de octubre de 2018
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo mejor: el envidiable debut cinéfilo de Aneesh Chaganty aprovechando una técnica en constante auge (principalmente de los falsos documentales pero también de otros géneros como el que ocupa), la del metraje encontrado (denominado “found footage” en inglés) en la que todo o una parte esencial del filme ficticio es presentado como si fuese material real descubierto, para, con suma precisión (sensibilizando al público sobre el peligro de las redes sociales en particular y de internet en general, firmando un montaje fascinante e hipnótico) y sorprendente narración (exclusivamente mediante las cámaras de dispositivos electrónicos, tales como ordenadores portátiles y aparatos móviles), hacer cómplice a todo el mundo sin excepción; el don de John Cho para encarnar a un personaje totalmente alejado de los que hasta ahora había interpretado (un servidor recuerda con especial cariño su aportación en la hilarante Dos colgaos muy fumaos), el de un padre de familia con preocupaciones y lamentos habituales que emprende una tortuosa investigación en aras de averiguar qué la ha ocurrido a su hija (los giros argumentales son contantes y no se esclarecen los hechos hasta el final, siendo el guión dinámico e imprevisible a la par que desbordante e intenso), no pudiendo atreverse nadie a partir de ahora a afirmar que los actores de ojos rasgados (concretamente de nacionalidad coreano-estadounidense en este caso) son fríos e inexpresivos; la cantidad de herramientas aludidas (Facebook, Instagram, Reddit, Tumbr, Twitter, Youcast, Youtube...) que, lejos de inventarse simplemente se sugieren a modo de huella digital (es decir, el conjunto de datos asociados a un mensaje o publicación que permiten asegurar que no fueron modificados) para solventar algunos de los percales emanados de la actualidad, en la que los progenitores solo conocen a sus descendientes en la medida que estos les permiten y las relaciones físicas son poco menos que anecdóticas, imperando repetidamente grandilocuentes apariencias en detrimento de deprimentes verdades.

Lo peor: la agilidad mental (y visual en caso de optar por la versión subtitulada sin entender un ápice del idioma original) requerida es alta, no apta para recién iniciados en esta clase de propuestas si no desean perderse multitud de detalles (como ciertos desahogos escriturales derivados del “escribiendo” y “en línea” producto de pensamientos no exteriorizados que complementan a las mil maravillas la perturbadora y estremecedora trama); la escasa protección (con contraseñas u otro tipo de autentificaciones) de los aparatos electrónicos usados (que no de las cuentas asociadas en cada aplicación instalada en ellos), algo ciertamente inasumible al estandarizarse y prácticamente obligarse a que así sea por el propio sistema operativo; la superficialidad con la que es tratado el cáncer linfático, una informalidad tan incierta como el motivo de los sucesos plasmados (qué bendito desasosiego sufrir e indagar junto al protagonista si todo obedece a un plan de asesinato, desaparición, encubrimiento, fuga o secuestro) que no agradará a quien, por desgracia, la haya padecido en primera o tercera persona.

Daniel Espinosa
www.cementeriodenoticias.es.tl
Tithoes
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