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Voto de horacio:
9
8 de marzo de 2010
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
De una hermosura sentimental hecha con gran economía de recursos, diálogos escasos y coloquiales, y una fuerza intensa en las emociones no declaradas, las más poderosas, las que rehúyen la mirada, las que escapan a toda caricia.
Basada fundamentalmente en aquello que no se dice, desarrolla la historia a través de actores de excepcional calidad; en sus miradas y sus gestos ínfimos deposita el guionista y director un material diseñado en torno a unos tangos de brillante creatividad.
El baile de salón como centro neurálgico donde el abrazo recompone vidas desoladas, punto de partida y reunión feliz de emociones que se creían perdidas. El tango, con su profundidad, su sensualidad exquisita o su sexualidad exuberante facilita el camino de esta creación poética tan rica, que recuerda en muchos aspectos la que realizara en México María Novaro (Danzón): otro poema elaborado en función de los pequeños detalles en torno a la soledad y sus desencuentros amorosos, y el baile como un protagonista ejemplar para desarticular todo prejuicio, todo lugar común y romper barreras generacionales entre dos seres solitarios.
Ambas películas trasuntan la tristeza con austeridad monacal que, sin embargo, se apuntala con eficaz sentido del humor y encantador viaje hacia un encuentro definitivo con el corazón del drama y la comedia.
México en 1991, Francia en 2004 y el ya universal tango rioplatense en una danza incesante y voluptuosa que ansía quedarse para siempre.
Basada fundamentalmente en aquello que no se dice, desarrolla la historia a través de actores de excepcional calidad; en sus miradas y sus gestos ínfimos deposita el guionista y director un material diseñado en torno a unos tangos de brillante creatividad.
El baile de salón como centro neurálgico donde el abrazo recompone vidas desoladas, punto de partida y reunión feliz de emociones que se creían perdidas. El tango, con su profundidad, su sensualidad exquisita o su sexualidad exuberante facilita el camino de esta creación poética tan rica, que recuerda en muchos aspectos la que realizara en México María Novaro (Danzón): otro poema elaborado en función de los pequeños detalles en torno a la soledad y sus desencuentros amorosos, y el baile como un protagonista ejemplar para desarticular todo prejuicio, todo lugar común y romper barreras generacionales entre dos seres solitarios.
Ambas películas trasuntan la tristeza con austeridad monacal que, sin embargo, se apuntala con eficaz sentido del humor y encantador viaje hacia un encuentro definitivo con el corazón del drama y la comedia.
México en 1991, Francia en 2004 y el ya universal tango rioplatense en una danza incesante y voluptuosa que ansía quedarse para siempre.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
El final abierto con su desasosiego posible y la brillante danza final en la que él adquiere una seguridad que no tenía y ella el definitivo abandono me parece una resolución admirable, insólita, por demás original. Pues antes la vimos a ella en una excelente secuencia de incomunicación con su novio y su madre organizando el banquete de la boda y ella, la casadera, llora por el amado ausente y él deambula con pena por su horrendo trabajo y su nostalgia de aquellos abrazos; y de pronto, a través de la ventana la imagen certera de lo que pudo ser, pero más importante todavía: de lo que aún puede suceder, porque en ninguna parte está escrito que ella no vuelva a intentarlo o él no cambie radicalmente su tendencia a la resignación... y todo esto a pesar del título, mezcla rara de trampa y sentimiento no confeso. De cualquier manera y se mira por donde se mire: muy recomendable.