A menudo no sabemos cuándo se está en condiciones de afrontar conflictos que nos tienen paralizados: entonces puede llegar una oscuridad que nos ilumine, una insondable presión que nos espabile.

A menudo la belleza que nos rodea nos estrangula y antes de terminar por ahogarnos iniciamos otra andadura sin siquiera pensarlo, dejándonos atrapar por la fascinación de la novedad o del peligro.

A menudo nos sentimos solos, embriagados de oscuridad y dominados por seres que apenas comprendemos, deslizados por unos placeres impensados y cada vez más turbios, agobiantes, pero no nos damos cuenta de casi nada, apenas si sentimos algo.

Raro es que la revelación de nuestro pesar y de nuestra liberación venga de la mano de un tipo del pasado del que no recordamos nada y, sin embargo, nos ofrezca una turbulenta amistad... que nos convertirá en otra persona, en alguien oculto en nuestro interior, en alguien que no sabíamos que pujaba por salir a la superficie.

Para que todo esto sea posible este director casi novato se blindó con un cuarteto de actores prodigioso y una producción excelente: pasan los días y este recorrido por la vida de Harry y Michel aún me persigue en mi propia vida, minuto a minuto, llenándome de preguntas inquietantes, de torturantes sospechas... de que nada es lo que debiera...