Es una serie bastante divertida, con ideas ingeniosas y un estilo del humor muy particular. Jason Lee ha formado parte del, llamémosle así, universo de Kevin Smith, y en parte el tipo de comedia que ofrece aquí se parece un poco a las aventuras de Jay y Bob el silencioso.
Earl es un tipo que quiere enmendar su vida a base de rectificar errores y hacerle favores a personas a las que les había hecho diferentes jugarretas en el pasado. Los guiones ofrecen una buena variedad de situaciones a lo largo de sus cuatro temporadas.
A veces los personajes son un poquillo estúpidos, pero en el fondo esa es la línea que han marcado muchas series cómicas americanas contemporáneas.
En mi opinión, aunque no es excesivamente larga, ya en la cuarta temporada se notaba un cierto desgaste de ideas. Personalmente, ya me empezaba a cansar un poco, así que igual su finalización llegó en un buen momento, no como pasa con otras.
Entre los secundarios, me quedo con la bella Jamie Pressly.
Por cierto, un gran punto a favor de la serie. Debe de ser una de las poquísimas comedias de situación estadounidenses (junto con “El último hombre en la Tierra”), que no tiene las puñeteras risas grabadas en los chistes. Que no somos tan tontos como para no saber cuándo nos queremos reír, caramba.