Si un guerrero bretón y una princesa irlandesa se enamoran en plena guerra de sus pueblos, solo puede haber problemas. Este complicado romance es el eje sobre el que gira toda la historia, pero por suerte, creo que no es demasiado empalagosa gracias al contexto que la rodea.
Estamos en plena Edad Media en tierras britanas y celtas. Hay una guerra con frágiles alianzas y muchas traiciones. En medio de todo esto, un amor imposible cuya existencia influirá en ambos países.
La producción es buena sin llegar a ser espectacular. Está varios escalones por debajo de otros títulos similares como "Braveheart" en cuanto a puesta en escena e intensidad dramática. Sin embargo, como el contexto histórico es fascinante y la película cumple, podemos darnos por satisfechos. Se recrea bien ese mundo de caballos, espadas, fiestas con música celta y paisajes verdes. Eso sí, las batallas más bien son refriegas poco interesantes porque acaban muy pronto y no emocionan en exceso. La banda sonora tampoco es todo lo épica que debería. Seguramente habrá sido un problema de falta de presupuesto lo que haga que la película no sea tan grande como podría haber sido.
Los actores, sin ser demasiado renombrados, hacen su labor bien. Realmente se entiende lo mal que lo tiene que estar pasando esta pareja separada a la fuerza. En cuanto a los secundarios, Rufus Sewell es el que mejor está porque coge unos cabreos que son para echarse a temblar.
Un buen cuento con trasfondo histórico que puede gustar a mucha gente. Los más sensibleros disfrutarán con la parte romántica no empalagosa, pero claramente no está pensada exclusivamente para este tipo de público.