Este salto a Hollywood del director de la trilogía Millennium es una historia de género negro basada en la venganza.
Digo en el título de la crítica que es un poco irregular porque tiene tantas virtudes como defectos que terminan dejando la película en el filo de la navaja, sin llegar a ser más que meramente pasable.
Los actores lo hacen bien. El director marca su habitual tono oscuro en el que casi siempre es de noche, todos los personajes son tan malos como buenos y hay giros argumentales.
Noomi Rapace refleja un poco su personaje de Lisbeth Salander, salvando las distancias, pues aquí tiene secretos que guardar y está siempre fumando.
En el aspecto negativo, tenemos un metraje en mi opinión excesivo, una falta de ritmo importante en su tramo central y un guion narrado de forma un poco confusa. No quedan claras algunas cosas porque la explicación nos la dan a posteriori, y no me termina de convencer ese estilo. Además, pienso que el desarrollo es un poco lento.
Así que se nos queda en una película buena, pero que no será recordada.