No se descubre nada nuevo. Se sabe que Zemeckis y Hanks son de los grandes. Ya lo demostraron con la estupenda "Forrest Gump" y aquí vuelven a trabajar juntos.
Es una película muy arriesgada, pues gran parte del metraje se desarrolla en la isla desierta, sin música y con el protagonista luchando por sobrevivir en soledad. Es muy ingenioso el recurso de la pelota "Wilson" para tener un amigo imaginario con el que hablar.
De todas formas el ritmo, montaje, fotografía y guión son lo suficientemente sólidos como para que la película no solo no se haga pesada, sino que entretenga muchísimo.
Tom Hanks nos vuelve a ofrecer una de sus magistrales interpretaciones. Está muy creíble en su papel, y se entregó tanto que perdió muchos kilos para mostrar la evolución de su personaje.
También son grandes momentos:
- El prólogo en Moscú, con pequeños planos-secuencia y una forma muy efectiva de presentarnos al personaje protagonista.
- El accidente de avión. Es muy ingenioso lo de mostrar lo que pasa con la iluminación de los relámpagos, que da lugar a un gran realismo y emoción.
Sin embargo, no todo es bueno. El tramo final de la película es lentísimo, con un tempo pausado que no favorece en nada al resultado conjunto. Para contar lo que se quiere, no habría hecho falta alargar tantísimo la historia. Esta película sabe expresar sentimientos sin diálogo con gran efectividad, pero en la recta final parece que se le olvida al director y que está filmando otra cosa absolutamente distinta.
Solo por eso baja del sobresaliente al notable.